martes, 15 de mayo de 2012

LA CONCIENCIA DEL HORROR : CLAUDE EATHERLY





“Para la mayoría, mi rebelión contra la guerra es una forma de locura. Pero no hubiese podido encontrar otra manera de explicar a los hombres que una guerra atómica no solo trae consigo destrucción física, sino que también desmoraliza al ser humano. Me da completamente igual qué piensen los hombres de mi moralidad si de esta forma puedo causarles perplejidad y lograr que comprendan que NO PUEDEN VOLVER A HACERSE ESTO ASÍ MISMOS, ni a sus hijos”

 Claude R. Eatherly


Murió en un manicomio.
El comandante Claude R. Eatherly nunca pudo con su conciencia:
Todo comenzó en esa madrugada  del 6 de agosto de 1945; cuando  siete bombarderos  B-29  avanzaban  sobre Hiroshima. 
Claude Eatherly, de 26 años, es el comandante de uno de ellos  Su misión: seleccionar el objetivo a bombardear; en función de esto informa por radio al comandante Paul Tibbets, que pilotea el "Enola Gay", le da las coordenadas de un puente y se aleja del área; piensa que es un bombardeo más


Son las  las 8.15 de la mañana y se desencadena  el Apocalipsis. El Enola Gay lanza la primera bomba atómica de la historia sobre la población civil en Hiroshima.
La bomba estalla a 500 metros del suelo. No lo hace sobre el puente  pues Eatherly erró en sus cálculos, y volatiliza un hospital; pero esto casi no tiene importancia porque es tan enorme esa  bola de fuego de un millón de grados centígrados cayendo  sobre Hiroshima que lo arrasa  todo; es una explosión equivalente a 13.000 toneladas de trinitrotolueno. 
Una inmensa ola de dolor se levanta desde esa humanidad súbitamente torturada y la sensibilidad de Eatherly la recibe
El copiloto de la aeronave exclama al contemplar el hongo: «¡Dios mío! ¿Qué hemos hecho?».

Pero ni  Eatherly ni sus compañeros de misión son aún plenamente conscientes del horror de su obra; nadie los había preparado para asumir las consecuencias de la pavorosa explosión: 70.000 muertos y 130.000 heridos en apenas 5 minutos .
Todo arde.  Las mujeres que llevaban vestidos estampados tienen ahora un arabesco tatuado en la piel. Los hombres que llevaban reloj lo tienen soldado al hueso de la muñeca. Miles de supervivientes deambulan por las calles en estado de choque. Tienen quemaduras en el 95 por ciento del cuerpo. Algunos se arrastran sobre muñones. Muchos no tienen ojos. Y el hueco donde estaban sus bocas es incapaz de articular sonidos. No gritan. Emiten un murmullo como de cigarras. La septicemia acabará con ellos en cuestión de días. La radiactividad, de la que todavía se sabe poco, lo hará en cuestión de semanas, meses, años. Llegando incluso, arrastrada por los vientos  como  siniestro bumerang, a la costa Oeste  del mismo EE.UU


La historia se repetirá  en Nagasaki tres días después.
Esta vez, Eatherly no participa pero se despierta en su litera (según consta en los registros)  en el mismo instante en que la segunda bomba atómica detona a 2.500 kilómetros de distancia. Grita con desesperación. Cree que los sesos se le fríen dentro del cráneo.
No habla con nadie durante días. Le diagnostican fatiga ocasionada por el combate.

Japón se rinde. y llega la desmovilización.  Taciturno, Eatherly vuelve a casa 
Es un héroe de guerra, pero se siente un miserable.; esto no era lo que se imaginaba cuando dejó los estudios en su Texas natal y se enroló como voluntario
Eatherly es condecorado con la medalla de la Fuerza Aérea, pero no asiste a los homenajes que quieren tributarle. 
Se licencia en 1947 e intenta olvidar.Consigue un empleo en una multinacional petrolera de Houston; va cada día a la oficina, por la noche estudia Derecho. Asciende a director de ventas, compra una casa con jardín. Debería ser feliz; tiene una mujer, un hogar, hijos.

Pero no puede dormir. Cada vez que cierra los ojos cree ver los rostros desfigurados de los que se abrasaron en Hiroshima.

Comienza a beber, toma somníferos. la culpa lo corroe; entonces  mete cheques en sobres y los manda a Japón  junto con cartas en las que se declara culpable y pide disculpas.
Pero estas son interceptadas y devueltas a EE.UU.
Es el año 1950  y ahora intentará matarse mediante barbitúricos.  Le salvan la vida y lo internan para tratamiento psiquiátrico  Luego le dan el alta

Pero no esta curado
Por muchas vueltas que le dé a la cabeza, Eatherly no sabe qué hacer con sus remordimientos. Sólo tiene ocurrencias absurdas . Falsifica un cheque por un importe insignificante. La Policía lo detiene cuando intenta cobrarlo. La falsificación es tan burda que parece que quisiera que lo atrapasen El juez no le deja hablar y lo condena a un año de cárcel.

Sale a los nueve meses por buena conducta. Pero luego en  Dallas el atraco con una pistola de juguete. (El ladrón no se lleva nada y el juicio se suspende cuando el abogado explica que su cliente padece enajenación mental).
 Otros cuatro meses en internación psiquiátrica
 Un tribunal médico reconoce que Eatherly sufre trastornos psicológicos ocasionados por la guerra y éste deja el hospital con una pensión mensual de 132 dólares. Contrariamente a lo que Eatherly anhela, no se lo considera un criminal. 

Así la vida de Eatherly transcurre entre tribunales y hospitales. Asalta cajeros sin llevarse el dinero, fuerza oficinas de correos sin echar mano a la caja. Consigue, por fin, que la opinión pública preste atención a su caso. Los periódicos lo bautizan como "el  piloto loco".

Sus ex compañeros de misión se avergüenzan de él. Ellos siguieron otros rumbos :  Paul Tibbets, comandante del Enola Gay, considerado por su acción sobre Hiroshima héroe nacional, nunca pidió perdón al pueblo japonés:
«Duermo muy tranquilo todas las noches». decía
Joe Siborik, responsable del radar, se justificó con desparpajo:
«Sólo era una bomba, aunque un poco más grande».
El presidente Harry Truman, que ordenó el bombardeo, dijo que en su vida sólo se arrepentía de haberse casado a los 30 años.
“Hemos gastado más de 2.000 millones de dólares en la mayor apuesta científica de la historia y hemos ganado” afirmó con la misma necia omnipotencia de algunos  mandatorios posteriores
El mismo Einstein, que de alguna manera fué el promotor de la bomba atómica de EEUU a través de la carta que enviara al presidente, solo declarará posteriormente que se arrepiente de haber enviado tal pedido y que de haber sabido sus consecuencias no lo hubiera hecho

La tragedia de Hiroshima y Nagasaki pudo haberse evitado porque, como demostraron investigaciones posteriores, los japoneses se iban a rendir. Pero el engranaje oscuro del Poder y los intereses económicos y políticos siguieron su curso.

Después de su papel en la guerra, Claude R. Eatherly podía haber llevado una vida discreta y anestesiada,  pero eligió el camino de la conciencia e  implicación personal.
Consciente de las consecuencias de sus actos, se propuso pregonar una  postura antibélica a la sociedad: 

“Desde que tengo uso de razón, siempre me he interesado vivamente por la cuestión de cómo se debe obrar y actuar .. No soy ningún fanático en temas religiosos ni políticos, pero estoy convencido de que la crisis en la que todos estamos inmersos exige que reexaminemos profundamente todo nuestro sistema de valores y lealtades”
“Para la mayoría, mi rebelión contra la guerra es una forma de locura. Pero no hubiese podido encontrar otra manera de explicar a los hombres que una guerra atómica no solo trae consigo destrucción física, sino que también desmoraliza al ser humano. Me da completamente igual qué piensen los hombres de mi moralidad si de esta forma puedo causarles perplejidad y lograr que comprendan que NO PUEDEN VOLVER A HACERSE ESTO ASÍ MISMOS, ni a sus hijos”

Claude R. Eatherly


Eatherly morirá en  1978, con 70 años. Nunca obtuvo el consuelo de que lo considerasen oficialmente culpable. Su mujer lo abandonó, sus amigos lo despreciaron y el gobierno hizo en su contra una feroz campaña de desprestigio.
Acabó sus días en un manicomio, con la conciencia bien despierta, arrepentido y con un compromiso de pacifismo  y oposición a las armas nucleares tan profundo y molesto para el Sistema que le encerraron por una falsa locura.
(La paz no es rentable, y el arrepentimiento y la deserción son sumamente contagiosos y peligrosos para el statu quo.)

“He hecho todo lo posible para convencer a los médicos y a la gente de que solo me anima un deseo: ver triunfar la paz y la igualdad entre los hombres y trabajar en favor de nuestra causa. Puede que sepas que en este país no está demasido bien visto decir o escribir este tipo de cosas, por lo que me consideran un obstáculo”


Para mas información :

La editorial Paidós ha reeditado el libro “El piloto de Hiroshima: más allá de los limites de la conciencia” compuesto por las 71 cartas que Eatherly intercambió con el filósofo austriaco Günther Anders, quien impresionado por el drama de un hombre atormentado y cuerdo y por la capacidad del Sistema para dirigir y deshumanizar a las personas, mantuvo una correspondencia con él durante varios años.:

“Que usted no haya podido superar lo sucedido es consolador. Y lo es porque demuestra que sigue intentando hacer frente al efecto de su acción; porque este intento, aunque fracase, indica que ha logrado mantener viva su conciencia, a pesar de haber sido una simple pieza del aparato técnico y de haber cumplido su función”

Así le escribía  Anders, quien en "Mandamientos de la era atómica" analiza adónde nos lleva un modo de gobernar y ejercer el poder desde la pura violencia y expone la necesidad del individuo de enfrentarse al Sistema y no dejar en manos de éste la hegemonía de sus vidas y de su entorno.

Günther Anders explica cómo controlan nuestras vidas y nos alienan hasta el punto que acciones salvajes como la de Hiroshima  se consideren necesarias y patrióticas. Según Anders, el piloto Eatherly es el “predecesor” de todos nosotros y personifica la conciencia en un mundo que prefiere que ni pensemos ni sintamos

Un necesario tema de reflexión en momentos como este en que se esta anunciando la posibilidad de una tercera Guerra Mundial



fuentes:

http://www.elblogalternativo.com/2010/08/20/el-piloto-arrepentido-de-hiroshima-%C2%BFobediencia-al-sistema-o-conciencia/

http://xlsemanal.finanzas.com/web/articulo.php?id=58304&id_edicion=5427

http://mividainsustancial.blogspot.com.ar/2009/09/la-historia-de-claude-eatherly.html


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