El origen de estas celebraciones, así como sus historias y leyendas, parten de fiestas semejantes en las religiones antiguas.
La antigua Grecia conmemoraba la vuelta de Perséfone, hija de Deméter, diosa de la tierra, desde las profundidades del Infierno a la superficie terrestre; simbolizaba la resurrección de la vida en primavera tras la desolación del invierno.
Muchos pueblos antiguos comparten leyendas parecidas. Los frigios creían que deidad se iba a dormir durante el periodo del solsticio de invierno y ejecutaban ceremonias con música y baile en el equinoccio de primavera para despertarla.
La fiesta cristiana de Pascua de Resurrección probablemente incorporaba una serie de tradiciones convergentes; los estudiosos destacan la relación original de la Pascua de Resurrección con la fiesta judía de Pascua, o Pesach.
Los primeros cristianos, muchos de ellos de origen judío, eran educados en la tradición hebrea y consideraban la Pascua de Resurrección como un nuevo rasgo de la fiesta de Pascua judía, una conmemoración del advenimiento del Mesías como anunciaron los profetas.El verdadero origen de la Pascua se remonta al año 1513 A.C., cuando el pueblo judío emprendió su éxodo desde Egipto, hacia la Tierra Prometida. Se celebraba cada año, como recordatorio de la liberación del pueblo hebreo.En la víspera del primer día, se comían hierbas amargas mojadas en vinagre, para recordar la tristeza de la servidumbre y se narraban en tono cadencioso cánticos que hacían alusión a las diez plagas de Egipto.
El huevo de Pascua aparece en el Séder pascual, es decir, en la Cena de Pascua, como símbolo del corazón duro del Faraón, que no permitía salir al pueblo hebreo de Egipto.
En el cristianismo el huevo es figura de la Resurrección de Jesucristo, como el sepulcro sellado el sábado para abrirse con una nueva vida el domingo.
A mediados del siglo II, la mayoría de las iglesias había trasladado esta celebración, al domingo posterior a la festividad Judía.
El Viernes Santo y el día de la Pascua Florida no empezaron a celebrarse como conmemoraciones separadas en Jerusalén, hasta finales del siglo IV.
Antiguamente, los clérigos eran los encargados de bendecir el cordero pascual y luego lo repartían entre ellos. Más tarde, el cordero fue sustituido por pequeños pasteles de carne de cordero, que se distribuían a los feligreses, después de la misa.
La primavera era una época sagrada para los adoradores fenicios del sexo. Los símbolos de la diosa de la fertilidad; "Astarté" o "Istar" eran el huevo y la liebre. En algunas estatuas se la representa con los órganos sexuales bastamente exagerados, mientras que en otras figuras aparece con un huevo en la mano y un conejo a su derecha.La popularidad de esta deidad, se debió en parte a la amplia difusión que tuvo en la antigüedad la prostitución sagrada, como parte del culto.
En Cartago, se descubrieron urnas de colores brillantes, debajo de monumentos erigidos en honor a esta diosa, que contenían huesos carbonizados de niños y adolescentes. Los padres de las pequeñas víctimas (por lo general, personas de alto rango y con títulos) esperaban que los dioses bendijeran sus riquezas e influencias, mediante estos sacrificios humanos.
Otros registros históricos mencionan que los orígenes de la Pascua Florida (en ingles "Easter") se remontan a la fiesta primaveral en honor a la diosa teutónica de la luz y la primavera, conocida como Eostre Son notables las similitudes de los ritos; incluso la semejanza léxica y morfológica que tiene la palabra inglesa Easter (Pascua Florida), apenas diferenciada del nombre de la diosa pagana de la antigüedad “Eostre”.
Cuenta la leyenda, que Eostre abrió las puertas del Walhalla, para recibir a Valder, conocido como el Dios Blanco, debido a su pureza y también, como el Dios Sol, porque se creía que su frente suministraba luz a la humanidad. Originalmente, estos ritos de la primavera fueron concebidos para "ahuyentar a los demonios del invierno".
Fue así como poco a poco, la tradición fusiona el significado cristiano con ceremonias paganas. Aquellos rituales, imposibles de desarraigar eran reasimilados bajo nuevas formas.
El júbilo por el nacimiento del sol y por el despertar de la naturaleza, se convirtió en el regocijo por el nacimiento del sol y por la resurrección de Cristo.
En Hungría, era común que el lunes de Pascua, los pretendientes acecharan desde el amanecer a las jóvenes de su aldea, para llevarlas junto a las fuentes. Jugueteaban con ellas, las tomaban desprevenidas y les arrojaban en la cabeza un enorme cubo de agua. No conformes con esto, los muchachos reclamaban a sus víctimas una retribución, así que la joven debía entregarle a su pretendiente un huevo y un beso. Ciertamente, esta costumbre estaba mucho mas asociada con los festejos de primavera que con el verdadero significado cristiano de la Pascua.
En cuanto al sentido religioso, en la historia, el huevo ha sido un elemento muy importante, dentro de las cosmogonías más primitivas.
En la India y en países semitas de la región oriental, el huevo ha representado el germen primitivo, escondido en el agua. En la cosmogonía védica se cree que las aguas originarias se elevaron y dieron origen a un huevo de oro, del cual salió el creador del mundo.
En el antiguo Egipto, el simbolismo del huevo se asemeja al mito griego de la Caja de Pandora. Se cree que el dios Osiris y su hermano, Tifón, lucharon respectivamente e introdujeron todos los bienes y males del mundo en un huevo. Al romperse el mismo, todos los males se distribuyeron por el planeta.
También en Persia, como en Grecia y Roma, era muy común pintar huevos y comerlos en las fiestas, en honor a la primavera.
Así vimos como desde épocas tan lejanas como la egipcia, griega y romana viene asociándose al huevo con el concepto de nacimiento y más adelante, ya en el siglo II, se le toma como símbolo de resurrección.
El hecho de asociar el huevo a la fertilidad y por coincidir la Pascua con la estación primaveral, (en el hemisferio Norte) estación fértil por excelencia, hace que se establezca por toda Europa como símbolo de La Pascua. De modo que rápidamente los pasteleros de época comenzaron a elaborarlos utilizando distintos ingredientes. Primero fue el huevo de mazapán, luego el crocante y el de azúcar y por último el de chocolate.
En la Edad Media el intercambio de huevos se hacía con huevos de ave a los que se trataba la cáscara mediante diferentes procesos para decorarla. Muchas veces eran verdaderas obras de arte, al punto que en el siglo XVIII, el papa Pablo V bendijo al humilde huevo en una plegaria, quizás para olvidar la prohibición decretada por la Iglesia en el siglo IX, de no consumirlos durante toda la cuaresma.
La costumbre de esconder huevos pintados en los jardines de las casas, para la alegría y regocijo de los niños que los encuentran, se sigue manteniendo en muchos países. Curiosamente en los jardines de la Casa Blanca el día de Pascua se desarrolla una singular carrera de chicos que hacen rodar los huevos. Gana quien llegue más lejos y sin romperlos.
En Grecia todavía se siguen intercambiando huevos carmesí, para recordar la sangre de Cristo. Los armenios los vacían y los decoran con imágenes de Cristo y de la Virgen. Y en Polonia y Ucrania por Pascua, hacen verdaderas obras de arte con cera fundida sobre su cáscara.
Los chinos ya en el año 900 A.C., intercambiaban huevos rojos en la fiesta de la primavera que denominaban la “Fiesta del Huevo Rojo”.
Entre los siglos IX al XVIII, la iglesia prohibió el consumo de huevos durante la cuaresma, por considerarlo equivalente a la carne, por lo que la gente los cocía y los pintaba para diferenciarlos de los frescos y poderlos consumir el día de Pascua de Resurrección.
Con el tiempo estas tradiciones fueron incorporadas a la festividad de Pascua de Resurrección y hoy en día el huevo de pascua es un símbolo internacional.
Entonces, cuando el próximo domingo entreguemos o recibamos un huevo de Pascua, recordemos que es un símbolo cósmico el que está en nuestras manos como augurio de vida nueva
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