viernes, 16 de diciembre de 2011

LOS DOS DILUVIOS




La historia del Arca de Noé, de cómo éste construyó una inmensa nave  para salvar a animales y hombres durante la inundación enviada por  dios para eliminar del mundo a los pecadores , fue escrita en el Génesis. Pero existe otro mito, anterior y  similar, en la  literatura mesopotámica.
El Poema de Gilgamesh, es una  epopeya sumeria considerada la narración más antigua de la historia (se supone fue escrita hacia la primera mitad del II milenio Antes de Cristo) Allí  se describe cómo el dios babilonio Enlil decide eliminar a los humanos, porque eran demasiado numerosos y ruidosos,  mediante  una gran inundación que será conocida como: “el fin de toda la carne”. Pero el dios Ea  elige a Utnapishtim para construir un arca y salvar algunos humanos y animales.
De esta epopeya, hallada en las tablillas sumerias, transcribimos los siguientes fragmentos:

"Utnapishtim dijo  a Gilgamesh: «Te revelaré, Gilgamesh, una materia oculta  Y un secreto de los dioses te diré: (...) Cuando sus corazones impulsaron a los grandes dioses a suscitar el diluvio. (..)
Hombre de Suruppak, hijo de Ubar-Tutu, ¡Demuele (esta) casa, construye una nave!  Renuncia a las posesiones, busca la vida. ¡Desiste de bienes y mantén el alma viva!
A bordo de la nave lleva la simiente de todas las cosas vivas. El barco que construirás, Sus dimensiones habrá que medir. (...) ".Entendí y dije a Ea, mi señor:"(...) lo que así ordenaste tendré a honra ejecutar. (...)
". Al primer resplandor del alba, La tierra se juntó [a mi alrededor (...)
.  Al sépti]mo [día] el barco estuvo completo.
[La botadura] fue ardua,  [Cuanto tenía] cargué en él: Cuanta plata tenía cargué en él; Cuanto oro [tenía] cargué en él; Cuantos seres vivos tenía [cargué] en él. Toda mi familia y parentela hice subir al barco. Las bestias de los campos, las salvajes criaturas de los campos, Todos los artesanos hice subir a bordo.

 Samas me había fijado un tiempo:
"Cuando aquel que ordena la intranquilidad nocturna, envíe una lluvia de tizón, ¡Sube a bordo y clava la entrada!~ Aquel tiempo señalado llegó: "Aquel que ordena la intranquilidad nocturna, envía una lluvia de tizón".
Contemplé la apariencia del tiempo. El tiempo era espantoso de contemplar. Subí al barco y clavé la entrada.
.Al primer resplandor del alba, Una nube negra se alzó del horizonte. En su interior Adad truena, (..).Los Anunnaki levantan las antorchas encendiendo la tierra con su fulgor. La consternación (...) llega a los cielos, Pues volvió en negrura lo que había sido luz. (...)[La tierra se hizo añicos  (...)Durante un día la tormenta del sur [sopló], acumulando velocidad a medida que bufaba (...) [sumergiendo los montes], atrapando a la [gente] como una batalla.

Nadie ve a su prójimo, no puede reconocerse la gente desde el cielo. Los dioses se aterraron del diluvio, y , retrocediendo, ascendieron al cielo de Anu.
Los dioses se agazaparon como perros acurrucados contra el muro exterior. Istar gritó como una mujer en sus dolores, La señora de dulce voz de los [dioses] gime:
"Los días antiguos se han trocado, ¡ay!, en arcilla, ¿porque hablé maldad en la Asamblea de los dioses.(...) ordenando batalla para destrucción de mi gente,  cuando yo misma di a luz a mi pueblo? (...)Los dioses Anunnaki lloran con ella, Los dioses, humildemente están sentados y lloran con los labios apretados, [... ] uno y todos. Seis días y noches sopla el viento del diluvio, mientras la tormenta del sur barre la tierra.
Al llegar al séptimo día, la tormenta del diluvio amainó en la batalla que había reñido como un ejército El mar se aquietó, la tempestad se apaciguó, el diluvio cesó. Contemplé el tiempo: la calma se había establecido, Y toda la humanidad había vuelto a la arcilla. El paisaje era llano como un tejado chato.
Abrí una escotilla y la luz hirió mi rostro. Inclinándome muy bajo, sentéme y lloré, deslizándose las lágrimas por mi cara.
Miré en busca de la línea litoral en la extensión del mar:(...)
En el Monte Nisir el barco se detuvo.(...) . Un tercer día, un cuarto día, el Monte Nisir mantuvo sujeta la nave, impidiéndole el movimiento. (...). Al llegar el séptimo día, Envié y solté una paloma.
La paloma se fue, pero regresó, puesto que no había descansadero visible, volvió. Entonces envié y solté una golondrina. La golondrina se fue, pero regresó; puesto que no había descansadero visible, volvió. Después envié y solté un cuervo. El cuervo se fue y, viendo que las aguas habían disminuido, come, se cierne, grazna y no regresa. Entonces dejé salir (todo) a los cuatro vientos Y ofrecí un sacrificio.

(...)Cuando, al fin, la gran diosa llegó alzó las grandes joyas que Anu había labrado a su antojo:"Dioses, tan cierto como este lapislázuli está en mi cuello, no olvidaré, Recordaré estos días, sin jamás olvidarlos. Vengan los dioses a la ofrenda;(pero) no acuda Enlil a la ofrenda, Porque, sin razón, causó el diluvio y  a mi pueblo condenó a la destrucción".

Cuando finalmente llegó Enlil, y vio el barco, Enlil montó en cólera, Le invadió la ira contra los dioses Igigi:"¿Escapó algún alma viva? ¡Ningún hombre debía sobrevivir a la destrucción !"
Ninurta abrió la boca para hablar, diciendo al valiente Enlil:"¿Quién, salvo Ea, puede maquinar proyectos?  Sólo Ea conoce todo". Ea abrió la boca para hablar diciendo al valiente Enlil: "Tú, el más sabio de los dioses, tú, héroe, ¿cómo pudiste, irrazonablemente, causar el diluvio?
¡Al pecador impón sus pecados, al transgresor impón su transgresión! ¡Sin embargo sé benévolo para que no sea cercenado ! ¡Sé paciente para que no sea desplazado!

En lugar de traer tú el diluvio, ¡ojalá un león hubiera surgido para disminuir la humanidad!
En lugar de traer tú el diluvio, ¡ojalá un lobo hubiera surgido para disminuir la humanidad!
En lugar de traer tú el diluvio, ¡ojalá un hambre hubiera surgido para menguar]la humanidad!
En lugar de traer tú el diluvio, ¡ojalá una pestilencia hubiera surgido para herir a la humanidad!"

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