lunes, 5 de diciembre de 2011

AGARTHA: LA TIERRA INTERNA (parte 1 )







Agartha, se dice, no fue siempre subterránea, y no permanecerá siempre; vendrá un tiempo en el que, según las palabras dadas por M. Ossendowski, los «pueblos de Agartha saldrán de sus cavernas y aparecerán sobre la superficie de la tierra»

 Antes de su desaparición del mundo visible, este centro llevaba otro nombre, pues el de Agartha, que significa «inalcanzable» o «inaccesible» (y también «inviolable», pues es la morada de la Paz, Salem), no habría sido el más conveniente; M. Ossendowski precisa que se hizo subterráneo «hace más de seis mil años», y ocurre que esta fecha corresponde, con una muy suficiente aproximación, al comienzo del Kali-Yuga, o «época negra», la «edad de hierro» de los antiguos occidentales, el último de los cuatro períodos en los cuales se divisa el Manvantara; su reaparición debe coincidir con el fin del mismo período.

Hemos hablado anteriormente de las alusiones hechas por todas las tradiciones a algo que se halla perdido o escondido, y que se representa bajo diversos símbolos; esto, cuando se toma en su sentido general, lo que concierne al conjunto de la humanidad terrena, se refiere precisamente a las condiciones del Kali-Yuga.
El período actual es una fase de oscurantismo y de confusión; sus condiciones son tales que, en tanto que persistan, el conocimiento iniciático debe necesariamente quedar oculto, de ahí el carácter de «Misterios» de la Antiguedad llamada «histórica» (...)
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Se debe pues, como lo decíamos anteriormente, hablar de algo que está oculto más que verdaderamente perdido, ya que no está escondido para todos y que algunos lo poseen aún íntegramente; y, si es así, otros tienen siempre la posibilidad de encontrarlo, ya que ellos lo buscan como conviene, es decir, que su intención sea dirigida de tal manera que, por las vibraciones armónicas que despierta según la «ley de acciones y reacciones concordante», pueda ponerlos en comunicación espiritual efectiva con el centro supremo.
Esta dirección de la voluntad tiene además, en todas las formas tradicionales, su representación simbólica; (queremos hablar de la orientación ritual): ésta, en efecto, es propiamente la dirección hacia un centro espiritual, que cualquiera que sea, es una imagen del verdadero «Centro del Mundo».

Pero a medida que se avanza en el Kali- Yuga, la unión con este centro, cada vez más cerrado y oculto, se hace más difícil, al mismo tiempo que se hacen más raros los centros secundarios que le representan exteriormente; y sin embargo, cuando acabe este período, la tradición deberá manifestarse de nuevo en su integridad, ya que el comienzo de cada Manvantara, coincidiendo con el final del precedente, implica necesariamente, para la humanidad terrena, la vuelta al «estado primordial».
(...).

Ahora bien, es notable que varios autores hayan afirmado precisamente que, poco después de la Guerra de los Treinta Años, los verdaderos Rosacruces hayan abandonado Europa para retirarse a Asia; y recordaremos, a propósito de esto, que los Adeptos Rosacruces eran doce, como los miembros del círculo más interno de Agartha, y en conformidad con la constitución común a tantos centros espirituales formados a imagen de este centro supremo.

A partir de esta última época, el depósito del conocimiento iniciático efectivo no está guardado por ninguna organización occidental; también Swedenborg declara que es de ahora en adelante entre los sabios del Tíbet y de Tartaria donde hay que buscar la palabra perdida; y por su parte, Anna Caterina Emerich tiene la visión de un lugar misterioso que llama la «Montaña de los Profetas», y que la sitúa en las mismas regiones.
(...)



Fragmentos de AGARTHA
por
René Guenon. 




 

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