Vale recordar hoy a Stéphane Hessel quien murió el 27 de febrero último a los 95 años. Fue combatiente en la Resistencia francesa, pionero de la ONU, defensor de derechos humanos, escritor y diplomático; pero tal vez será recordado sobre todo por su manifiesto "Indígnense", escrito a los 92 años, un texto de apenas 32 páginas que inspiró las protestas del movimiento 15-M en España, Occupy Wall Street, en Nueva York, y de cientos de miles de personas que salieron a las calles en las principales ciudades europeas para rechazar las políticas de austeridad.
"Los líderes políticos, económicos e intelectuales y la sociedad no tienen que ceder ni permitir la opresión de una dictadura internacional real o de los mercados financieros que amenazan la paz y la democracia", afirma Hessel en su libro. Un libro que "vio la luz en 2010, con una tirada de apenas ocho mil volúmenes, y ya lleva vendidos mas de cuatro millones de ejempares traducidos a unos 30 idiomas.
Según Hessel el problema hoy es el poder del dinero y los bancos privatizados, que han probado estar más preocupados de sus dividendos y de los altos sueldos de sus líderes, que de las necesidades de las mayorías.
"Convoquemos una verdadera insurrección pacífica contra los medios de comunicación de masas que no propongan como horizonte para nuestra juventud otras cosas que no sean el consumo en masa, el desprecio hacia los más débiles y hacia la cultura, la amnesia generalizada y la competición excesiva de todos contra todos", reclamaba .
El mensaje implícito que nos deja Hessel tiene que ver fundamentalmente con su vida; una vida excepcional puesta al servicio de la dignidad humana
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