lunes, 2 de enero de 2012

LA CRONICA DE AKAKOR




Karl Brugger






Ciudades intraterrenas


La crónica de Akakor” es un extraño y misterioso libro publicado en 1976 , en el que su autor el periodista y sociólogo alemán Karl Brugger. afirmaba poseer  respuestas a múltiples enigmas de la historia , el libro y el posterior asesinato de su autor estuvo siempre rodeado de múltiples sospechas de tipo conspirativo, y  presenta una profusa sucesión de relatos, algunos de las cuales parecerían ser muy plausibles mientras que otros, por el contrario parecerían lindar con cierta fantasía. Lo peculiar es que  se sucedieron, en relación con este tema , una serie de hechos y versiones contradictorios y confusos que nunca pudieron aclararse definitivamente; tanto en relación con la veracidad de la cronica, como acerca de los  descubrimientos efectuados, y aun en relación con la verdadera identidad de Tatunka Nara, (quien difundió la existencia de Akakor ) 

¿Pero que es lo que se relata en La Crónica de Akakor?
.Es  la historia que le comunicara a Brugger  un ¿nativo? del Amazonas llamado Tatunka Nara, perteneciente a la tribu de los Ugha Mongulala de la cual dice ser su jefe. : "La crónica de Akakor da testimonio de la historia del pueblo más antiguo del mundo, desde sus comienzos, en la hora cero, cuando los Maestros Antiguos nos dejaron, hasta los tiempos presentes, cuando los Blancos Bárbaros están tratando de destruir nuestro pueblo. " (del Libro del Jaguar. Cronica de Akakor)

Tantunka Nara afirma ser hijo de un soldado alemán y de una india;  su conocimiento del idioma alemán es perfecto y en esta lengua relata la historia de su pueblo que, según asegura, desciende de dioses venidos del cielo; dioses llegados de un sistema planetario llamado Schwerta , hace  13000 años ; quienes construyeron un sistema de túneles que recorren toda Sudamérica conectando ciudades que ellos mismos construyeron llamadas Akakor, Akahim, Akanis y otras.
(Enclaves como Cuzco y Macchu Picchu también estarían  conectados a este entramado de túneles siendo utilizados, aunque parcialmente, por los indios en la actualidad.):

" Mi pueblo ha huido al interior de las residencias subterráneas, el último regalo de los Dioses. Tenemos trece ciudades, profundamente ocultas en el interior de las montañas llamadas los Andes. Su plan corresponde al de la constelación de Schwerta, el hogar de los Padres Antiguos. En el centro se sitúa Akakor inferior. La ciudad está edificada sobre una cueva gigantesca hecha por el hombre. Las casas, dispuestas en círculo y rodeadas por una muralla meramente decorativa, flanquean el Gran Templo del Sol, que se destaca en el centro. Al igual que Akakor superior, la ciudad queda dividida por dos calles que se cruzan, correspondiendo a las cuatro esquinas de la Tierra y a los cuatro lados del Universo." (Cronica de Akakor)

Tatunka afirmó a Karl Brugger que, en las galerías subterráneas de la ciudad de Akahim se conservaban aún los aparatos  y las naves espaciales de los “dioses” las cuales se estarían activando en el presente ya que los dioses están iniciando su regreso a la tierra "Las máquinas" -se les había dicho -
"comenzarían a cantar cuando los dioses volvieran a la tierra" :
"Y los Dioses gobernaron desde Akakor. Gobernaron sobre los hombres y sobre la Tierra. Tenían naves más rápidas que el vuelo de los pájaros; naves que llegaban a su punto de destino sin velas y sin remos, tanto por la noche como por el día. Tenían piedras mágicas para observar los lugares más alejados, de modo que podían ver ciudades, ríos, colinas y lagos. Cualquier hecho que ocurriera sobre la Tierra o en el cielo quedaba reflejado en las piedras. Pero lo más maravilloso de todo lo eran las residencias subterráneas. Y los Dioses se las entregaron a sus Servidores Escogidos como su último regalo. Porque los Maestros Antiguos son de la misma sangre y tienen el mismo padre. "
Dijo también  que, cerca de esta ciudad existen tres enormes pirámides (a unos doce kilómetros de la misma). Y habló de un tiempo en que dos razas de dioses disputaron entre si:
"Las dos razas de dioses, que están representadas en las imágenes del Gran Templo del Sol en Akakor, comenzaron a disputar. Quemaron el mundo con calor solar y trataron de arrebatarse el poder la una a la otra. Sin embargo, y por primera vez, la providencia de los Dioses salvó a los Ugha Mongulala. Recordando las últimas palabras de nuestros Maestros Antiguos anunciando la catástrofe, Ina ordenó la retirada hacia las residencias subterráneas."
En lo que hace a la aparición del idioma alemán en lo mas profundo del Amazonas ,Tatunka dijo que ello se debía a que en 1939 un gran numero de soldados alemanes llegaron hasta los  Ugha Mongulala, y al no poder regresar a su patria debido a la finalización de la segunda guerra mundial  decidieron  establecerse definitivamente en el Amazonas, tomando a indias por esposas y teniendo descendencia con  ellas.
Finaliza la extensa Crónica relatando lo que ocurrirá en una tercer catástrofe mundial:
"Los Blancos Bárbaros se destruirán los unos a los otros con armas mas brillantes que mil soles. Solamente unos pocos sobrevivirán a las grandes tempestades de fuego, y entre ellos se encontrará el pueblo de los Ugha Mongulala que se ha refugiado en las residencias subterráneas.  
Un terrible destino le espera a la Humanidad. Una conmoción se producirá y las montañas y los valles temblarán. La sangre caerá desde el cielo y la carne del hombre se contraerá y se volverá fofa. Las personas estarán sin fuerza y sin movimiento. Perderán la razón. Ya no podrán mirar más hacia atrás. Sus cuerpos se desintegrarán. Así será cómo los Blancos Bárbaros recogerán la cosecha de sus actos. 
El bosque se llenará de sus sombras, agitadas por el dolor y por la desesperación. Entonces regresarán los Dioses, llenos de pesar, por el pueblo que olvidó su legado. Y surgirá un nuevo mundo en el que los hombres, los animales y las plantas vivirán juntos en una unión sagrada. Entonces comenzará la nueva Edad de Oro. " (de El regreso de los dioses- La Cronica de Akakor)
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Un año antes de publicarse la Crónica de Akakor. Tatunka Nara había entrado  en contacto con el ex capitán suizo de Swissair, Ferdinand Schmid, que se hallaba trabajando en Brasil. Schmid se interesó en la leyenda de los Mongulala y en ver la ciudad de los “dioses”: Akahim.
Schmid conoció a Tatunka Nara en un  encuentro casual en las calles  de la ciudad de Manaos. (relata que , iba  por una calle junto con otros pilotos y oficiales de aviación, cuando de repente les abordó un indio pidiéndole limosna. Le llamó la atención  que el indígena se expresase en perfecto alemán y decidió entablar con él una conversación. Tatunka Nara le contó entonces su asombrosa historia. )Pronto Tantunka Nara y Schmid, que se habían hecho muy amigos, emprendieron juntos diversas expediciones a la selva.

Así en julio de 1979, Schmid regresaba de una expedición emprendida con Tatunka y se puso en contacto con Erich von Däniken a quién ya conocía por sus libros. Schmid le narró las aventuras del camino hasta llegar a las pirámides citadas por el indio. Estas son sus palabras:
 “Llegados al punto más abajo de la catarata mayor, en el que estaba enclavado nuestro antiguo campamento, nos plantamos en veinte minutos de marcha a través de la selva ante la pared rocosa que había que escalar. Alcanzamos el punto más alto, (...). Desde aquí pude fotografiar las tres pirámides y la inmediata cadena montañosa con las antiguas ruinas de Akahim. A partir de ahora nos encaminamos juntos en dirección hacia la catarata, a través de la selva, y a poca distancia de la orilla. De repente había ante nosotros, apoyado en un árbol, un indio. Entre él y nosotros mediaba una hondonada pequeña. Tatunka se detuvo y exclamó “Ramos”. El indio se encaminó hacía Tatunka y ambos se abrazaron. Ramos tenía cabellos negros que le caían sobre los hombros, lucía una cinta trenzada en la frente, era de piel bastante oscura, pero tenía ojos claros, verdes. de la oreja derecha le pendía una cadenita en forma de gota, con alguna figura y un reborde exterior decorado”.

Ramos era el jefe de la tropa de los Mongulala y estaba allí con sus guerreros, quienes esperaban más arriba. Ramos advirtió a Tatunka que los sacerdotes de su tribu habían decidido su casamiento con la princesa que le había sido asignada hace ya muchos años. Después Ramos le preguntó por el escritor (Däniken), ya que los Mongulala esperaban encontrarse con él, en lugar de con Ferdinand Schmid. Como Tatunka debía volver para casarse con la princesa, Schmid tuvo que elegir entre proseguir él solo con Ramos y sus guerreros o echar para atrás y regresar: El suizo sabía que apenas quedaban unos kilómetros para alcanzar Akahim, la ciudad donde se ocultaban las reliquias tecnológicas de los dioses. Schmid estaba en un dilema. Ramos y sus guerreros no le daban garantías por su vida tanto en su viaje a Akahim como en el retorno a Manaos. Pese ello, con cierta osadía, se empeñó en ir a Akahim. Pensó que, después de tan largo y penoso camino por una jungla donde llovía copiosamente la mayor parte del tiempo, estando a un par de pasos del objetivo tanto tiempo esperado no podía desaprovechar aquella oportunidad que, tal vez, fuese la última.
Pero Tatunka le dijo que tenía miedo de volver solo a la civilización. Argumentó que, si regresaba sin Schmid, los blancos – y en especial el propio Däniken -, querrían saber de su paradero y Tatunka se preguntaba si creerían la palabra de un indio. Schmid pensó que si le daba una carta para Erich von Däniken el problema quedaba resuelto. Pero el indio no lo veía claro. Si les daba la carta a los blancos estos podrían pensar que él la escribió presionado por amenazas.
De esta forma, Schmid no tuvo más remedio que volver con Tatunka a Manaos. Sin embargo, pese a ello, no puede decirse que esta historia sea una fantasía.
Un año antes, en otra expedición organizada – tal vez a instancias de las autoridades brasileñas – en la cual les acompañó un arqueólogo llamado Roldao Pires de Blandao, pudieron acceder al lugar donde se ubicaban las pirámides. En un desgraciado accidente, Brandao se disparó un tiro en el antebrazo y la expedición tuvo que suspenderse. Brandao fue asistido urgentemente. Después, una vez repuesto de la herida, logró convencer a las autoridades del Brasil para que organizaran una expedición al lugar. Según parece, Brandao se autolesionó con el fin de detener la expedición organizada por Däniken una vez él tuviese localizada la ubicación exacta de las pirámides. Con ello conseguiría que fuesen los brasileños y no los suizos quienes descubrieran aquel importante hallazgo arqueológico.
 Y, mientras Tatunka, Schmid y Ramos discutían en la selva, la expedición brasileña a las órdenes de Brandao alcanzaba las pirámides siguiendo el curso de un río secundario.

La publicación brasileña Veja se hizo eco de la noticia que publicó en un extenso artículo en su edición del 1 de agosto de 1979, con fotos de gran calidad. Las afirmaciones de Tatunka Nara quedaban de esta forma confirmadas como veraces.

Dichas pirámides y la ciudad de Akahim se situaban en la cordillera de Parima, en el sistema montañoso del Gurupira, en las fuentes donde nace el río Padauiri (que es afluente del Río Negro). Su localización está cercana a la frontera con Venezuela y el territorio es considerado por el gobierno brasileño de “seguridad nacional”.
Las pirámides son de base cuadrangular y la más elevada debe tener entre 100 y 150 metros de altura. Las otras son de menores dimensiones.
El arqueólogo Roldao Pires Brandao observó que las pirámides por su forma “son idénticas a las descubiertas en México”. La expedición brasileña pudo fotografiar las pirámides desde unos cuatro kilómetros de distancia pero, les fue imposible aproximarse a ellas ni a las ruinas de la ciudad abandonada de Akahim ya que no podían abrirse camino a través de la tupida jungla por falta de braceros.

La expedición brasileña asegura haber tenido como guía al indio Tatunka Nara que, no solo les llevó hasta el lugar donde se ubicaban las pirámides sino que prosiguieron hasta el noroeste, siguiendo las crestas de la Sierra de Gurupiara, hasta llegar a las inmediaciones de las ruinas de una ciudad perdida y abandonada medio escondida entre la espesura de la selva. En ella pudieron observar incontables bocas de cavernas por entre las rocas del lugar adyacente.

Al parecer, según testimonios posteriores, la ciudad ya había sido vista por pilotos civiles y militares de las Fuerzas Aéreas Brasileñas que sobrevolaron la región. Un etnólogo que les acompañó, Ryoku Yuhan, llegó a la conclusión, después de haber examinado “desde lejos” la ciudad, de que las ruinas tenían gran semejanza con construcciones de estilo incaico y deben tener una antigüedad de “cientos de siglos” (?). Incluso apuntó la posibilidad de que tales ruinas correspondiesen a las de Eldorado, tan buscadas por los españoles. Esta ciudad fue localizada a unos 180 kms. del lugar donde se ubicaban las pirámides.

La expedición de Brandao, tal vez encontró uno de los antiguos enclaves incas del Amazonas o incluso la ciudad de Manoa. Tatunka asegura que los Mongulala hablan quechua, además de alemán. El quechua es la lengua mayoritaria de los incas del Perú después del Aymará y, los Mongulala viven a más de 1.800 kilómetros del territorio – que se admite – ocupaban los incas.

En 1984, en el concurrido paseo de la playa de Ipanema en Rio de Janeiro, y a plena luz del día, Karl Brugger recibe un certero disparo de un asaltante – que nada le robó -. El disparo le dio en una parte vital muriendo inmediatamente. Se comentó que Karl iba a hacer públicas en los días próximos a su asesinato de fotos y filmaciones que probaban que hubo un asentamiento del Tercer Reich en la parte alta del Río Negro.


partes del texto final fueron extractadas  de  iberaldea
http://iberaldea.es/blog/?p=99

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La Crónica de Akakor está dividida en cuatro partes y abarca un período de algo más de diez mil años de la vida del pueblo de Mongulala.
Contiene importantes sucesos económicos y culturales de una evolución que alcanzó su punto culminante en 1944 con la llegada de los soldados alemanes. El original fue escrito con antiguos jeroglíficos en vasijas y pieles de animales, y luego también en pergaminos.

1.EL LIBRO DEL JAGUAR
A.El territorio de los Dioses
B.La hora cero
C.La era de la oscuridad
2.EL LIBRO DEL ÁGUILA
A.El regreso de los Dioses
B.El imperio de Lhasa
C.Apoteosis y decadencia del imperio
D.Los guerreros que llegaron desde el Este

3.EL LIBRO DE LA HORMIGA
A.Los Blancos Bárbaros en el imperio de los Incas
B.La guerra en el Este
C.Los imperios de los Blancos Bárbaros
D.La sabiduría de los Ugha Mongulala

4.EL LIBRO DE LA SERPIENTE DE AGUA
A.Los soldados alemanes
B.El nuevo pueblo
C.Tatunca Nara
D.El regreso de los Dioses



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