lunes, 19 de septiembre de 2011

CHICHÉN ITZA Y LA PIRÁMIDE QUE CANTA





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Entre las infinitas maravillas de la cultura maya resaltan ahora los nuevos descubrimientos acerca de los efectos acústicos de algunas de sus construcciones,



Chichén Itza; uno de los principales asentamientos mayas en la Península de Yucatán, se convirtió en uno de los centros políticos más importantes de Centroamérica en la época precolombina  Allí, los mayas levantaron construcciones con taludes y muros verticales y representaciones del dios pájaro-serpiente, Kukulcán:(la serpiente emplumada)
Los monumentales edificios de la Gran Explanada de Chichén Itzá están presididos por la Pirámide de Kukulcán (o el Castillo, como lo llamaron los españoles), uno de los edificios más altos y notables de la arquitectura maya. Es una pirámide de cuatro lados que culmina en un templo rectangular. Se asienta sobre una plataforma cuadrada de 55.5 metros de ancho y tiene una altura de 24 metros. Cada lado de la pirámide tiene una gran escalinata que conduce al templo superior, cada una de ellas tiene 91 escalones, que junto con el de la cúspide suman 365 en total: el mismo número de días del año . Es famosa porque en la base de la escalinata norte se asientan dos colosales cabezas de serpientes emplumadas, efigies del dios Kukulcán  que  en cada equinoccio, y debido a los rayos del sol que  proyecta un haz de luz,  simulan el cuerpo de una serpiente bajando del templo a la tierra.

Pero existen tambien una serie de efectos acústicos que asombran a los especialistas; ellos son el canto del quetzal, y el sonido de las gotas de  lluvia en la misma pirámide, asi como el efecto de las voces en la cancha del juego de pelota y las piedras cónicas sonoras
Todavia se desconoce si estos efectos  fueron intencionales o no, pero en muchos casos representan misterios de la acustica que aun no han sido resueltos.
En 1931 por ejemplo, el director de orquestra, Leopold Stokowski, pasó 4 días en el sitio para intentar aprender el secreto acústico de la cancha del juego de pelota, que permite que desde adentro de la cancha se puedan escuchar los leves susurros que alguna persona emite a distancia al otro lado del campo ( Se produce un efecto de refuerzo de la onda sonora emitida que llega hasta el otro extremo con el mismo nivel sonoro o un poco más bajo). Stokowski intentaba descubrir el mecanismo acústico para aplicarlo  en un teatro al aire libre que él estaba diseñando  .
 Pasó horas colocando un fonógrafo en diferentes posiciones dentro de la cancha para poder determinar las superficies que reflexionaban el sonido. Teóricamente, la estructura debería haber tenido una mala acústica.; las distancias son muy grandes, pero el sonido se escuchaba claro y nítido. No logró encontrar su secreto y todavía hoy se nos resiste.

A un lado de la Plataforma de Venus, o de la Danza, y a un lado de la cafetería, se encuentran unas altas piezas de piedra con terminación cónica ,que al parecer emiten diferentes tonos musicales cuando se golpean con maderas;  no se ha determinado el uso o función de dichas piedras, pero se cree que las usaban para ceremonias. Actualmente la mayor parte de las piedras están rotas y apiladas, y sólo quedan algunas en buen estado

Pero tal vez los  fenómenos acústicos mas conocidos sean los  efectos  "gotas de agua" y "canto del quetzal."  A fines de 2002, el científico belga Nico Declercq, sentado al pie de la gran escalinata de la pirámide de Kukulcan escuchó lo que bautizó como “el efecto gota de agua”.causado por el sonido de los pies al subir  la escalinata.  Si hay más visitantes subiendo los 91 escalones hasta la cima, el sonido de sus pasos cambia poco a poco de naturaleza, y cuando están cerca de la cima, para quien está en la base cada paso suena como una gota de agua que cae en una tina.
En esa misma estructura,  hay otro efecto sonoro peculiar. Si una persona aplaude en la escalinata NNE de la pirámide, el eco que se percibe no se parece a un aplauso: es en cambio, un sonido chirriante, parecido a un gorjeo, que el experto estadunidense David Lubman identificó con el canto de un quetzal.(un pájaro sagrado para los mayas)
El secreto del canto de la pirámide está en sus largas, extrañas, e incómodas escaleras: los escalones son mucho más altos de lo normal y sus bases son tan estrechas que el pie de una persona no entra completo. El equipo de Declercq ha demostrado, mediante simulaciones y ensayos in situ, que la altura y el espacio entre los escalones de la pirámide crean un filtro acústico que enfatiza algunas frecuencias de sonido mientras que suprime otras. Pero unos cálculos más detallados de la acústica nos muestran que el eco también se ve influenciado por otros factores más complejos como puede ser la mezcla de frecuencias de la fuente del sonido.

Declercq se concentró en el efecto gota de agua, y formuló una hipótesis señalando que el eco se debía a fenómenos de difracción, (cada paso dado sobre la escalinata se propaga y rebota en cada escalón, y la suma de los rebotes a distintos ángulos y distancias hace que en algunas partes los sonidos se refuercen y en otros se anulen.)
Para el caso de alguien sentado al pie de la escalinata, el eco recibido de pasos dados cerca de la cima ocurre a frecuencias que en efecto replican bien cómo sonarían gotas de agua cayendo en una cubeta.
Estudios de campo realizados por Declercq y Cruz Calleja confirmaron la hipótesis, de modo que es posible decir que tanto el chirrido-gorjeo del quetzal como las gotas de agua son producto  de fenómenos difractorios.
En el caso de las gotas de agua, el sonido particular lo producen ondas superficiales que viajan muy cerca de los escalones, y los estudios hechos por los expertos indican que el fenómeno también ocurre si alguien está sentado arriba y escucha a otras personas bajar la escalinata.
De modo que las cuatro escalinatas de la pirámide semejarían  cataratas que caen desde la parte superior, y parecerian confirmar la versión del arqueólogo Ramón Piña Chan, quien sostiene que Chichén Itzá significa “en la boca del pozo del mago de agua”. de modo que toda la estructura parecería responder a  Chaac, el dios maya de la lluvia.


“Si la gota de lluvia hubiera sido un efecto acústico intencional introducido por los constructores de la pirámide, entonces con toda probabilidad sería la huella acústica (o grabación) de Chac, el dios de la lluvia”, escribieron en un informe en Acta Acustica united with Acustica.
En el informe  que publicó New Scientist, el arqueólogo Francisco Estrada Belli, de la Universidad de Boston, recordó que “la mayoría, si es que no todas las pirámides mayas, fueron concebidas como montañas sagradas, que eran los lugares donde las nubes se reunían y creaban lluvia”.

Por otra parte, el equipo de científicos belgas apoya la  teoría respecto a que los antiguos Mayas construían sus pirámides para que actuasen como resonadores gigantes para producir ecos y sonidos específicos y evocativos.

 

Así, a medida que pasa el tiempo, mayor es el asombro y respeto que nos merecen estas enigmáticas culturas americanas cuyos conocimientos matemáticos, geométricos, astronómicoy acústicos recien ahora estamos vislumbrando en su verdadero valor






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