"Yadwigha en un hermoso sueño
Se ha dormido suavemente
Oye el sonido de un piccolo oboe
Interpretado por un bien intencionado encantador [de serpiente].
Mientras la luna se reflejaba
En los ríos [o las flores], los árboles verdes,
Las serpientes salvajes escuchan
Las alegres melodías del instrumento."
Se ha dormido suavemente
Oye el sonido de un piccolo oboe
Interpretado por un bien intencionado encantador [de serpiente].
Mientras la luna se reflejaba
En los ríos [o las flores], los árboles verdes,
Las serpientes salvajes escuchan
Las alegres melodías del instrumento."
Así describió el francés Henri Rousseau su pintura del año 1910
Aquí, como en casi todas las obras de Rousseau y del surrealismo, lo que no es aparece siempre como insinuándose detras de lo que es.
El cuadro nos muestra a una mujer (Yadwigha ,la amante de Rousseau), recostada desnuda sobre un anacrónico sofa en medio de una exuberante selva, entre inmensas flores de loto, frutos y aves tropicales.
El cuadro nos muestra a una mujer (Yadwigha ,la amante de Rousseau), recostada desnuda sobre un anacrónico sofa en medio de una exuberante selva, entre inmensas flores de loto, frutos y aves tropicales.
Es una noche de luna llena y esa luz lunar devela apenas, como si fueran espíritus, las siluetas camufladas entre el follaje de los dos leones y del encantador de serpientes . una oscura figura señalada por el brazo de la mujer.
Pero hay mas presencias en esta inquietante escena onírica : la serpiente rosada que se desliza entre la maleza, los monos que se adivinan apenas entre las sombras del follaje y -oculto de tal forma que solo vemos uno de sus grandes ojos y parte de su trompa-, el elefante.
Todos ellos parecen acechar, de algún modo, el extraño mundo de la mujer