Una controversial pero interesante investigación de Victoria LePage
tomado de Biblioteca <<pleyades
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por Victoria LePage2008-2009
traducción de Editorial-Streicher29 Noviembre 2013 - 4 Diciembre 2013
Esta
primera parte, se centra en el asentamiento ruso de Arkaim, descubierto en 1987.
Existe en la red un breve informe oficial titulado "Arkaim - Protociudad del Sol" que convendría leer y
tener presente antes de este interesante artículo, porque aquí principalmente se
va desarmando la madeja mitológica en la que a la autora le parece que Arkaim
está también involucrado y elaborando un tejido que si bien puede no ser
enteramente satisfactorio, es al menos coherente.
Sitúa
LePage a Arkaim en una encrucijada no tan sólo espacial, como es obvio, sino
además mítico-religiosa.
Y de
interés es también la hipótesis de los
'Antiguos.'
Arkaim
Antigua Ciudad de Rusia
1
Noviembre 2008
Fuerzas
enormes e imprecisas se están moviendo en Asia Central - o mejor dicho en la
región mayor que llamamos Eurasia - que pueden cambiar la
cara de nuestra sociedad y civilización global para siempre.
Incluso
cuando el equilibrio de fuerzas geopolíticas está cambiando inexorablemente a
favor de las superpotencias euro-asiáticas - principalmente Rusia, China, los
Estados asiáticos centrales e India - un nuevo viento espiritual sopla desde el
Asia Interior y sus muchas escuelas místicas ocultas, prometiendo barrer
política y culturalmente el nuevo alineamiento de alturas sin precedentes del
poder internacional.
La
inmensidad de la turbulencia próxima ocasionada por este cambio desde el Oeste
al Este es incalculable, el síntoma externo de una revolución global de
conciencia.
Ya la transformación de conciencia que acompaña este cambio
hemisférico está creando tanto exaltación como inquietud en toda la gente
sensible al cambio evolutivo.
A medida
que Occidente va atravesando por un creciente tumulto económico y geopolítico
hacia lo que muchos consideran como el nacimiento a una nueva Era mundial,
preguntas apremiantes están siendo hechas.
¿En qué
nos estamos transformando, y qué tipo de realidad social sustituirá a aquellas
que conocemos? El misterio y el temor no es tanto por la velocidad del cambio
como por su destino desconocido. ¿A dónde nos dirigimos?, ¿hacia qué precipicio
pronunciado y temible, o hacia cuál bendita tierra?
Esforzándose por
contestar tales preguntas, muchos esoteristas principales hoy se han vuelto a
ciertas tradiciones muy antiguas para arrojar luz sobre la crisis de nuestro
tiempo.
Prestando
cada vez más atención a la abrumadora evidencia que confirmaría sus tesis, ellos
sugieren que la clave para el futuro de la Humanidad está en su pasado distante,
en la herencia de una raza antediluviana desconocida que vivió en un tiempo tan
remoto que su existencia ha sido borrada de la memoria racial
Una Raza
Olvidada
Quizás hace 100.000 años o
más, según la hipótesis, un gran pueblo de la Era Glacial que estudiaba las
estrellas vivió en la región ártica, que en ese entonces era una zona templada,
antes de migrar al Sur hacia el Asia Interior, mientras las condiciones
cambiaban y los grandes casquetes polares se derretían.
Allí, en
una tierra fértil y paradisíaca, estos sabios desconocidos se convirtieron en el
núcleo de una raza uralo-altaica que siguió evolucionando durante los milenios,
mejorando el stock de la Humanidad primitiva mediante inter-matrimonios,
desarrollando ciencias cosmológicas y estructuras políticas que sembraron las
semillas de nuestro actual status civilizado, emigrando a través de la Tierra y
luego desapareciendo, y dejando detrás de sí leyendas inmortales.
El
autor británico John Michell menciona la enorme evidencia que existe para
dicha civilización, a la que él considera como esencialmente mágica, y todavía
ligeramente visible a través de la Tierra para aquellos que se preocupan de
buscar:
"La
superficie entera de la Tierra está marcada con los rastros de un trabajo
gigantesco de ingeniería prehistórica, los restos de un alguna vez universal
sistema de magia natural, que involucraba el uso del magnetismo polar junto con
otra fuerza positiva relacionada con la energía solar.
De las
variadas razas humanas y sobrehumanas que han ocupado la Tierra en el pasado,
sólo contamos con los relatos oníricos de los mitos más antiguos.
Todo lo
que podemos suponer es que algún desastre abrumador... destruyó un sistema cuyo
mantenimiento dependía de su control de ciertas fuerzas naturales a través de la
Tierra entera"
Michell
no es sino una voz entre muchas que afirman que en los archivos de los pueblos
prehistóricos una raza olvidada ha dejado rastros de un avanzado cuerpo de
conocimientos, aparentemente tanto espirituales como tecnológicos, que puede
guiarnos, si quisiéramos, hacia un futuro viable.
A pesar de ser ignorada
por los historiadores y antropólogos de la corriente predominante, esta teoría
está siendo propuesta como evidencia con cada vez mayor insistencia por
investigadores altamente acreditados, pues la enorme antigüedad de nuestra
especie sigue siendo encontrada no sólo en las leyendas de las razas en cada
parte del planeta sino también en las miles de anomalías tecnológicas que están
siendo desenterradas en estratos geológicos improbables.
Los antiguos
historiadores griegos tenían mucho que decir sobre esta materia, especialmente
acerca de las leyendas de Asia Menor que hablaban de la llegada allí, en las
profundidades de las épocas glaciales, de los Hiperbóreos, una misteriosa raza
de seres superiores desde las regiones polares y cuyos trabajos de Pilares
erigidos en la Tierra procuraban reflejar el cielo estrellado de
encima.
Pero el
Asia Central y el Asia Interior hacia el Este es una vasta tierra de estepas,
montañas y desiertos arenosos, cuya gente conserva los recuerdos más
significativos de un tiempo más allá de la narración en que las ciudades
poblaban los desiertos y una raza antigua se paseaba sobre la Tierra.
Y son
estas regiones uralo-altaicas las que están tomando ahora el escenario central
mientras continúa la búsqueda de las raíces del homo sapiens y del camino hacia
un futuro viable.
Arkaim - una
Ciudad de la Edad de Bronce en los Urales del Sur
En 1987, en medio de la estepa rusa, un equipo de arqueólogos
rusos desenterró las ruinas de una ciudad fortificada llamada Arkaim,
causando gran entusiasmo en las filas científicas y una oleada de entusiasmo
neo-pagano y nacionalista entre los intelectuales rusos.
La región
se sabía que conservaba vestigios de las culturas más diversas, de todas las
épocas y de cada dirección de la brújula, pero Arkaim era la primera evidencia
clara de una cultura avanzada antigua que floreció en suelo
ruso.
Construido de una forma circular alrededor de una plaza central,
con aproximadamente sesenta casas semi-subterráneas edificadas dentro de sus
murallones, el asentamiento estaba situado en los Urales del Sur, cerca de la
ciudad rusa de Chelyábinsk.
Estaba
defendido por dos murallones concéntricos de arcilla y bloques de adobe en un
marco de madera, y sólo podía accederse a él por medio de cuatro callejones
intrincadamente construidos que habrían hecho la entrada de enemigos
extremadamente dificultosa. Los habitantes y la plaza central común estaban de
esa manera bien protegidos por la plataforma defensiva de Arkaim, orientada
hacia dentro.
La ciudad
se encontró que estaba estrechamente alineada a varios puntos celestiales de
referencia, y se cree por lo tanto que habría sido un observatorio así como una
fortaleza, un centro administrativo y religioso.
Denominado "el
Stonehenge ruso", este asentamiento de la Edad del Bronce tenía aproximadamente
3.600 años y era contemporáneo de la civilización cretense-micénica, del Imperio
Medio egipcio y de las civilizaciones de Mesopotamia y del valle del Indo, y más
antiguo en varios siglos que la fabulosa Troya de Homero, cuya
disposición circular tan cercanamente se parecía.
Arkaim
fue habitado durante 200 años y luego fue misteriosamente quemado y
abandonado.
Las
exploraciones del equipo ruso mostraron que Arkaim disfrutaba de una tecnología
avanzada para su tiempo.
Estaba
equipado con un sistema de canal de desagüe y de evacuación del agua de las
lluvias, y tenía incluso protección contra el fuego: el suelo enmaderado de las
casas y las casas mismas estaba impregnado de una sustancia incombustible, un
fuerte compuesto los restos del cual todavía pueden ser encontrados en las
ruinas.
Cada casa
daba a un camino circunvalatorio interior pavimentado con bloques de madera; y
en cada casa había un fogón, un pozo, sótanos, un horno y provisión para un
sistema de almacenaje de alimentos en frío. El horno era tal que puede haber
sido posible fundir bronce en él, así como cocer cerámica.
Posteriormente
a esta excavación emocionante, más de otros veinte asentamientos fortificados y
necrópolis fueron desenterrados en el Valle de Arkaim, algunos construidos con
piedras, más grandes y más impresionantes que Arkaim.
Con
Arkaim siendo posiblemente su capital, el complejo vino a ser llamado la Tierra
de Ciudades, y presentó a los científicos muchos misterios.
Esta era
la primera evidencia concreta de una civilización neolítica perdida en el Sur de
Rusia, confirmando lo que se había creído durante mucho tiempo: que el Sur de
los Urales y el Norte de Kazajstán, situado en la zona de unión de Asia y
Europa, fue una región importante en la formación de una sociedad aria
compleja.
Una
perspectiva probable fue planteada por primera vez sobre el desarrollo,
naturaleza y amplio patrón migratorio de la cultura indoeuropea temprana, y
estimuló toda clase de teorías en los círculos rusos sobre las raíces arias de
los pueblos eslavos [3].
Esto, sin embargo, ha sido sólo el principio de
la búsqueda de una nueva identidad étnica, cultural y religiosa en una minoría
rusa pequeña pero influyente desde la desaparición de la Unión Soviética.
Rechazando cada vez más la visión estadounidense y europea de una
hegemonía global arraigada en el cristianismo occidental, los rusos, además de
su interés en sus raíces indoeuropeas, se están volviendo hacia el Este para
encontrar una conexión con la variedad étnica turco/mongola.
Muchos,
sobre todo entre los jóvenes, ya están abrazando la mística de un pueblo
euroasiático unido y de una comunidad cohesionada por lazos espirituales mucho
más antiguos que los del cristianismo o el Islam. Arkaim se ha convertido en un
punto de convergencia para estos ideales, un símbolo de la base futura para la
paz mundial.
"Ar-ka significa el cielo, e Im significa la
tierra," dice Alex Sparkey, un escritor ruso.
Él
explica que esto significa que Arkaim es un lugar donde el Cielo toca la Tierra.
Aquí lo material y lo espiritual son inseparables.
"El Este
y el Oeste están fusionados aquí. Hoy, en Rusia sentimos que la Humanidad está
enfrentada con la necesidad de elegir la Unidad. La cultura occidental debe
llegar a la unidad con la sabiduría del Este. Si esto puede suceder, la armonía
que alguna vez imperó en la Tierra de Ciudades será restaurada"
[4].
De hecho,
es dudoso si la paz y la armonía existieron en el período de Arkaim, ya que
dicho lugar y los asentamientos fortificados de los alrededores estaban
obviamente orientados a la guerra o al menos a fuertes medidas defensivas en un
ambiente hostil.
Es
significativo que el culto de Tengri, el dios-Cielo mongol-túrquico que
desempeña un rol prominente en la religión centroasiática, fomente un
nacionalismo competitivo feroz más bien que relaciones pacíficas con los
vecinos. Sin embargo, Sparkey tiene razón en enfatizar el principio del acuerdo
armonioso implícito en la ideología de Arkaim, señalando, como lo hace, a la
herencia de una cultura alguna vez más pacífica del asentamiento.
El jefe
del equipo arqueológico observó:
"Un vuelo
por encima de Arkaim a bordo un helicóptero le da a usted una impresión
increíble. Los enormes círculos concéntricos en el valle son claramente
visibles.
El
poblado y sus alrededores están todos encerrados en los círculos. Todavía no
sabemos cuál es el propósito que tienen los círculos gigantescos: si ellos
fueron hechos con objetivos defensivos, científicos, educativos o rituales.
Algunos
investigadores dicen que los círculos fueron realmente usados como pistas de
aterrizaje para un antiguo puerto espacial"
La verdad
es que Arkaim era una ciudad tipo-Troya, llamada así a partir de la ciudad en
Asia Menor que el rey griego Agamenón destruyó durante la Guerra Troyana.
Construida según el mismo principio circular que Troya, como está
descrita,
-
en la
Ilíada de Homero, pero al menos seiscientos años más antigua, Arkaim encuentra
su prototipo en la Atlántida de Platón con sus tres círculos concéntricos de
canales
-
en la
legendaria Electris, la ciudad hiperbórea que algunos dijeron que fue construída
bajo la Estrella Polar por el dios marino Poseidón
-
en
Asgard, la ciudad sagrada dedicada al dios nórdico Odín, que está descrita en la
saga islandesa el Edda.
Todas
estas legendarias ciudades tipo-Troya tienen la misma planta circular.
Ellas han
pasado a la Historia como centros neolíticos de sabiduría y como las sedes de
antiguos reyes-dioses, y esto indudablemente arroja luz sobre la función cúltica
de Arkaim en su tiempo, como veremos.
En sectores más místicos de Rusia
hay un intenso interés en la ciudad antigua, viéndola como el templo de la
ciudad construído por el legendario rey Yama, gobernante de los arios en la Edad
de Oro, que una vez más se convertirá en el centro del mundo [6].
Sin
embargo, el descubrimiento del asentamiento ha permitido una abertura histórica
sobre mucho más que las batallas y conquistas de un agresivo pueblo indoeuropeo
emprendidas a través de Eurasia y hacia el Sur en las tierras de Mediterráneo,
donde sus carros de guerra rompieron la paz de la Vieja Europa.
Lo que la
Tierra de Ciudades ha revelado en su misma estructura e historia es sobre todo
el todavía temprano pasado de los pueblos uralo-altaicos, un pasado de tan
enorme antigüedad, que presenta más misterios que los que
resuelve.
Construida según el molde arquitectónico único de la nórdica
Asgard, el santuario más sagrado de los Æsir, de la cual la Edda en prosa
refiere que "los hombres la llaman Troya", Arkaim puede haber sido un lugar
sagrado dedicado a la religión aria del Sol; pero las raíces de su consagración
habrían estado en última instancia en el culto mucho más antiguo de la Estrella
Polar.
Esencialmente, ésta era la religión del chamán, el mago, el curandero
y otros obradores de maravillas en contacto con los espíritus de la
Naturaleza.
Así, la esvástica, que se pensaba que era el símbolo
exclusivamente ario del culto al Sol del que se apropiaron indebidamente los
nacionalsocialistas y encontrada representada en muchos de los potes de
arcilla desenterrados en Arkaim, es un símbolo religioso y metafísico más
antiguo que el que está ligado al dios Sol ario, y sus raíces están en el
chamanismo totémico.
René
Guénon, el eminente esoterista francés, señala que la esvástica,
simbolizando el movimiento eterno alrededor de un centro inmóvil, es un símbolo
polar más bien que solar, y como tal fue un símbolo central en el culto de la
Estrella Polar, originalmente dedicado a una deidad planetaria relacionada con
la Osa Mayor.
Este
centro, enfatiza Guénon,
"constituye el punto fijo conocido simbólicamente en todas las
tradiciones como el "polo" o eje alrededor del cual el mundo gira...".
La esvástica es por lo tanto conocida en todo el mundo
como el "signo del polo" [8].
En resumen, sería un error para el orgullo
étnico ruso desarrollar un enfoque demasiado limitado sobre el trasfondo ario de
Arkaim, ya que el poblado era heredero de una gran fuerza civilizadora que
existió en el corredor euroasiático mucho antes de que hubiera indoeuropeos. Un
rasgo universal de las ciudades tipo-Troya está faltando en Arkaim -
probablemente porque ha sido destruido con el correr de los siglos - y es el
pilar del altar en la plaza central.
Indudablemente, en Arkaim vemos una expresión tardía de una religión
megalítica del Pilar, que alguna vez reinó universalmente en cada esquina del
globo, entre casi todos los pueblos, independientemente de su tipo étnico, y que
llegó a ser asociada con las ciudades tipo-Troya. Ésta es la religión más
antigua conocida por nosotros, y se remonta a la antigüedad más distante, cuando
los hombres veían el cielo girando alrededor del eje de la Estrella
Polar.
Sólo más tarde el Sol, como el centro del sistema estelar
giratorio, sustituyó a la Estrella Polar como la deidad suprema del culto del
Pilar y condujo a la elevación del dios Sol de los pueblos indoeuropeos.
Esto los
llevó a su mayor desarrollo intelectual, a complejas civilizaciones, a artes y
ciencias avanzadas y a la transcendencia de la Naturaleza.
Las ciudades
tipo-Troya como Electris - y Arkaim - fueron construidas como observatorios
estelares. Su función era unir la Tierra al cosmos estrellado de encima según el
principio de "como es arriba, así es abajo" por medio de un eje central
simbolizado por un pilar de piedra.
Así,
Diodoro Sículo en el siglo I a.C., citando al historiador Hecateo,
describió el santuario de Electris como una ciudad tipo-Troya a partir del
modelo de las esferas,
"con lo
cual él quería significar un diseño astronómico similar al de Stonehenge y otros
antiguos templos solares, en los cuales el esquema de las esferas celestiales o
envolturas astrales que rodean la Tierra era representado esquemáticamente por
una serie de círculos concéntricos marcados por paredes, zanjas o fosos
alrededor de una piedra-pilar central"
Estos
santuarios cercados y fuertemente resguardados consagrados a los dioses del gran
cosmos estaban habitados sólo por sacerdotes iniciados y sus familias, y estaban
prohibidos a los nómadas errantes de más allá de los murallones.
El
misterio para los arqueólogos es cómo una ciencia astronómica tan avanzada puede
haber sido perseguida en una época en que los cazadores-recolectores todavía
vagaban por la tierra.
Colin
Wilson, un investigador altamente acreditado, en respuesta nos retrotrae a
los sumerios de la antigua Mesopotamia, un pueblo que casi seguramente tuvo su
origen en Asia Central, como la Biblia afirma:
"Cuando
los hombres emigraron desde el Este, ellos encontraron una llanura en la tierra
de Shinar [Sumer] y se establecieron allí".
Sumer es
considerado como el sitio de una de las primeras verdaderas civilizaciones en la
historia humana.
Wilson indica que los sumerios eran consumados
astrónomos que habían compilado tablas con los movimientos de todos los
planetas, incluyendo Urano y Neptuno, tan temprano como hace cinco mil años,
mucho antes de la existencia de Arkaim. Él añade que según la biblioteca de
tablillas de arcilla compiladas por el rey asirio Asurbanipal (669-626
a.C.) y desenterrada durante el siglo XIX, los sumerios también habían entendido
la precesión de los equinoccios, y por lo tanto sabían acerca del Zodiaco
Revelaciones adicionales de la sofisticada ciencia astronómica de
los sumerios convencieron a Wilson de que los astrónomos caldeos entendieron
nuestro Sistema Solar tan bien como Isaac Newton lo hizo
En
realidad, Wilson llegó a creer que un conocimiento científico del universo
existió en la Tierra ya hace 64.000 años, si es que no mucho
antes.
Evidentemente Arkaim era un Centro de Sabiduría en una red de
tales Centros que alguna vez relacionaron a todos los pueblos prehistóricos de
la Tierra unos con otros bajo la tutela espiritual de la religión del Pilar y
sus élites sacerdotales.
Los
restos de incontables similares círculos de piedra, menhires y ciudades
tipo-Troya están dispersos a través de toda Europa, las Américas, Eurasia y las
tierras del Pacífico, monumentos conmemorativos a las grandes migraciones de
entrecruzamiento de los pueblos, todos leales al mismo principio axial que
relaciona a la Tierra con los cielos.
En cuanto a la cuna de esta gran
diáspora, el místico pintor y explorador ruso Nicholas Roerich vio
miles de tales pilares megalíticos en las tierras altas del Tíbet, y creía que
ellos eran más antiguos que cualquiera encontrado en otra parte.
Él
sugirió que ellos tenían una fuerte relación con las obras de los celtas y las
tribus escitas, como también con los megalitos de Carnac en Bretaña, y que ellos
representaban un culto del Pilar que tuvo sus inicios hace mucho en los
Trans-Himalayas del Asia Interior
Esta cuna euroasiática propuesta
del fenómeno de la ciudad tipo-Troya es reforzada por las investigaciones de
Jacob Bryant en 1776.
Bryant,
un célebre experto en la Troya homérica, publicó una enciclopedia de mitología
antigua en la cual él afirmó que los troyanos descendían de una muy antigua raza
"atlante" que hace mucho se había establecido a través de toda Eurasia
Si las
primeras ciudades tipo-Troya fueron construidas en Asia Central, ¿podría también
la religión del Pilar universal haber tenido su principio allí?
Como he
dicho, distintas versiones del culto del Pilar del Mundo como se difundió
alrededor del mundo fueron alguna vez conocidas desde las Américas a África del
Norte, donde los rubios tamahus adoraban a la Magna Máter y a su esposo el
Portador del Cielo, tal como lo hicieron sus primos en Bretaña y España.
En la
India hindú el Eje del Mundo, el monte Meru, ascendió a los cielos giratorios a
través del centro de los tres mundos, y en las islas Canarias los
Guanches cromañones, ahora extinguidos, adoraban con sacrificios al
dios del Pilar del Mundo a quien ellos llamaban, "el Dios que Sostiene el Cielo"
y quien de esa manera "impedía el colapso de los fundamentos del mundo"
Un
remanente de ese sistema de creencias sobrevive en la leyenda de la escala de
Jacob en el libro hebreo del Éxodo, en el cual aprendemos que por esa escala los
ángeles suben y bajan entre el cielo y la tierra.
Cada raza ha
considerado a un cierto árbol como simbólico del Pilar del Mundo, y por lo tanto
sagrado. En el Völuspá, la canción de la antigua profetisa nórdica, el árbol en
cual el dios Odín permaneció colgado a fin de recibir las runas sagradas era
llamado Yggdrasil, el polo del cielo o eje del mundo.
El Fresno
del Mundo, Yggdrasil, fue declarado como el más grande de todos los árboles y el
mejor; sus ramas se extienden sobre el mundo y sobre los cielos, su tronco es el
pivote del cielo siempre girante. Al pie de aquel árbol fueron primeramente
proclamadas las leyes por los Æsir, los dioses nórdicos, e Yggdrasil fue adorado
como la fuente de todo el conocimiento superior
Para los habitantes
de Sumer, cuyo lenguaje es desconocido - no siendo ni indoeuropeo ni semítico -
el Pilar era un rasgo religioso dominante: así Nippur, una de las principales
ciudades de Sumer, ya en 3800 a.C. tenía el significado de "Lazo entre el Cielo
y la Tierra".
Un
prominente investigador sobre esta materia dice que en el texto del sumerio "Enuma Elish",
"las
claves en cuanto al propósito de Nippur fueron encontradas en las referencias a
un alto pilar que llegaba hasta el cielo"
En el
antiguo Egipto, la tierra de los pueblos camíticos, la ciudad de An o Anu, que
fue renombrada como Heliópolis por los griegos, originalmente significaba Ciudad
del Pilar
Como un
comentarista ha señalado, este hecho puede arrojar luz sobre el misterioso pilar
Djed, la "columna vertebral de Osiris", a menudo asociada con Heliópolis
Como otras de las fraternidades del Pilar, el chamán totémico
también dedicaba su vida y su vocación a la visión del matrimonio del cielo y la
tierra, conseguido por medio de un Árbol de la Vida soportante del cielo.
En la
antigua Creta él era un allegado adjunto a los rituales del templo de la Gran
Madre Deméter; en Siberia, Mongolia y las Américas, él era el mago y el sabio de
su tribu. Golpeando su tambor y subiendo por el poste central de su yurta
[tienda de campaña], el pilar simbólico por medio del cual él se comunicaba con
los espíritus del cielo superior, el chamán así descendía con sanaciones,
profecías y consejo de los antepasados para la gente de su comunidad.
La
tradición chamánica turco-mongola con su dios del cielo Tengri y su
Árbol del Mundo todavía sobrevive en un área enorme del planeta, aunque sus
raíces se pierden muy atrás en las brumas de la época paleolítica.
El
misterio de Arkaim es en realidad el misterio de la religión del Pilar.
-
¿Quién
entregó a todos los pueblos primitivos de la Tierra este conocimiento del Eje
Polar, uniéndolos durante muchos miles de años en una cultura planetaria común?
-
¿Quién
les enseñó los secretos astronómicos del Sistema Solar, el Zodiaco y la
precesión de los equinoccios en un tiempo en la pre-Historia cuando se suponía
que la inteligencia humana no estaba lo suficientemente evolucionada para haber
desarrollado por sí misma aquel conocimiento?
-
¿Y qué
papel desempeñó Arkaim en aquella
diseminación?
Rastreando los Orígenes Árticos de la
Civilización
Los babilónicos creían en
un misterioso paraíso en "el lejano Norte" donde vivía una raza de grandes
sabios; y los griegos antiguos también honraban un Elysium nórdico (Campos
Elíseos) en el cual ellos creían que los hiperbóreos, una raza sabia, pacífica y
de larga vida, vivía en gran esplendor y prosperidad.
Incluso
aunque Delfos era considerado como el centro del mundo griego, su dios Apolo y
la hermana de éste la diosa Ártemis eran reconocidos como deidades que
originalmente eran de aquella tierra secreta lejos en el Norte, donde estaba el
eje cósmico que los griegos llamaban Hélice, "aquel que gira".
Muchos
historiadores griegos así como estudiosos posteriores localizaron este paraíso
nórdico en Escitia o en las montañas Altai, y como teniendo su fuente en el
chamanismo que se desarrolló alrededor de los semi-míticos magos y señores
altaicos del polo.
Pero
tanto la investigación como la tradición sagrada sugieren que sus orígenes se
remontan más atrás todavía en el Asia del Noreste dentro del Círculo Ártico,
hasta una sociedad que prosperó en las orillas del mar siberiano.
Desde
hace cuánto tiempo esta cultura circumpolar puede haber existido nadie lo sabe:
posiblemente 200.000 años o más.
En The
Interpretation of Radium, el aclamado físico Frederick Soddy declaró
que algunas de las creencias y leyendas que han llegado hasta nosotros desde la
Antigüedad pueden ser,
"pruebas
de una antigua civilización totalmente desconocida y no sospechada de la cual
toda otra reliquia ha desaparecido"
Puede
haber habido, sugirió, ciclos anteriores en la historia no registrada del mundo
en los cuales vivieron hombres civilizados,
"en un
pasado posiblemente tan remoto que incluso los mismos átomos de civilización
literalmente han tenido tiempo para desintegrarse"
Sobre la
base de años de investigación, Charles Hapgood, un profesor
estadounidense de Historia (1904-1982), declaró en 1982 que posiblemente ya hace
100.000 años a.C. lo fundamental de una civilización marítima mundial con un
nivel muy desarrollado de conocimiento científico debe haber estado existiendo
en el Círculo Ártico
Hasta
hace poco los hallazgos de Hapgood, presentados en "Earth’s
Shifting Crust" (La Cambiante Corteza de la Tierra, 1958) y "Maps of the Ancient Sea Kings" (1966), habían sido en
gran parte ignorados en círculos científicos, pero hoy el interés en ellos se
multiplica entre un número creciente de investigadores altamente
acreditados.
René Guénon apela a las más antiguas y más auténticas
tradiciones esotéricas al afirmar que mucho antes de que surgieran las razas
indoeuropeas, en una época en que una Humanidad de cazadores-recolectores estaba
todavía en un estadio primitivo de desarrollo, la zona tropical estaba
diferentemente distribuída y una gran cultura hiperbórea prosperaba alrededor
del Círculo Ártico,
"en las
Islas de los Bienaventurados en las orillas del Océano donde gira la gran
vorágine"
Sólo más
tarde, después de un cambio catastrófico de las condiciones geológicas, esta
antigua raza emigró hacia el Sur, unos a Asia Central, otros, posiblemente
cruzando el Estrecho de Bering, hacia Atlántida al Oeste.
Estos
últimos ha sido localizados por algunos investigadores en las Antillas, dos
islas grandes más allá del Golfo de Méjico, ampliamente consideradas como los
restos de lo que alguna vez fue una gran masa continental que se hundió
(En apoyo
de esta teoría, los caribes y las tribus de la isla Española han tenido durante
mucho tiempo una tradición referente a que muchas de las islas de las Antillas,
una reconocida zona sísmica, estuvieron conectadas alguna vez por una sola masa
territorial, antes de que un gran cataclismo hace aproximadamente 15.000 años
sumergiera la conexión y dejara sólo los fragmentos de isla conocidos).
Dejando aparte la referencia indirecta de Guénon a los dos refugios
sureños de los hiperbóreos que están en Rusia y América Central, él sugiere que
en ambos casos los dos grupos llevaron con ellos avanzados conocimientos
matemáticos y astronómicos y las semillas de artes y ciencias que serían
transmitidas finalmente a nuestros brutos antepasados para convertirse en la
base, hace aproximadamente ocho mil años, de nuestras propias
civilizaciones.
Tanto Sumer en Oriente Medio como América Central tienen
historias de diluvios escritas mucho antes del relato bíblico del diluvio de
Noé, y en todas estas historias la actividad salvífica realizada por la
Raza Antigua es fundamental.
Está la
historia sumeria de Utnapishtim y su esposa,
quienes, ayudados por los dioses, sobrevivieron a un diluvio y se hicieron
inmortales; y del mismo modo, antiguos relatos americanos cuentan cómo el dios
Viracocha, quien "vino desde el Este", destruyó la tierra con una
gran inundación.
Más
tarde, después de que un hombre y una mujer sobrevivieron refugiándose en una
caja flotante,
"Virachocha creó de nuevo los pueblos de la tierra, y les dio a cada
uno su propio lenguaje y canciones"
Wilson
cita muchos de tales casos en los cuales las historias de inundaciones acerca de
los hiperbóreos y la salvación que hicieron de nuestra raza se encuentran tanto
en el Viejo Mundo como en el Nuevo.
Guénon es enfático, sin embargo, en
cuanto a que de las dos localizaciones primarias que han llevado a veces el
nombre de Tula (conocida por los griegos como Thule), la de Asia Central era la
más antigua.
La Tula
atlante, dice Guénon, debe ser distinguida de la Tula hiperbórea, la Tierra
Santa suprema, ya que esta última representa el primer y supremo centro del
actual manvantara entero, y es la "isla sagrada" arquetípica.
"Todas
las otras "islas sagradas", aunque en todas partes llevando nombres de
significado equivalente, son todavía sólo imágenes del original. Esto incluso se
aplica al centro espiritual de la tradición atlante, que sólo gobernó un ciclo
histórico secundario, subordinado al manvantara"
Platón
mismo nota esta distribución jerárquica: el Imperio atlante - dijo él - era sólo
un nexo establecido por los dioses en una red aún mayor de Centros cuya capital
estaba en otra parte "en el centro del Universo"
Así, el
centro de la zona euroasiática, dice Guénon en su obra breve pero innovadora "Le
Roi du Monde" (1927), en efecto se ha convertido en aquel "centro del Universo",
el auténtico "país supremo" que,
"Según
ciertos textos védicos y avésticos, estaba originalmente situado hacia el Polo
Norte, incluso en el sentido literal de la palabra.
Aunque
puede cambiar su localización según las diferentes fases de la historia humana,
sigue siendo polar en un sentido simbólico porque esencialmente representa el
eje fijo alrededor del cual todo gira"
Sin
embargo, esto todavía no nos dice por qué la localización en Asia Central fue
elegida como el destino primario de los hiperbóreos.
La
respuesta de Guénon a esta pregunta es críptica en extremo. Él confiesa que está
tratando con un material proscrito que no le está permitido divulgar, pero llega
tan lejos como a revelar que el monte Meru, la "montaña polar" está en el centro
del "país supremo"; y el monte Meru, como es generalmente entendido ahora,
simboliza el misterioso Eje del Mundo o el Árbol del Mundo de la tradición
esotérica.
En otras
palabras, Asia Central fue elegida porque el Eje del Mundo estaba allí; ése era
el verdadero objetivo de la migración. El Eje del Mundo era, y es, el "centro
del Universo"; es el Eje del Mundo el que hace de su posición geográfica una
Tierra Santa, un hecho que sólo ahora está haciéndose más comprensible en
círculos paracientíficos.
Como veremos en la segunda parte de este
artículo, la estructura esotérica de la Tierra es un asunto que ha sido velado
en el secreto durante miles de años, y esto se aplica sobre todo al místico
monte Meru o Eje del Mundo.
John
Major Jenkins, en su libro "Galactic Alignment" (Alineación Galáctica), es uno de
los primeros investigadores modernos en aclarar el sentido de esto y de muchas
otras tradiciones hiperbóreas de las que Guénon era reacio o incapaz de hablar.
Más allá de referirse a la raza antigua como "los guardianes de los misterios
sagrados de la Tierra", los votos de iniciación de Guénon lo mantuvieron
silencioso.
¿Quiénes eran, entonces, estos misteriosos Hiperbóreos, o,
como podríamos quizá llamarlos mejor, estos Antiguos, estos tempranos Maestros
de Sabiduría que entendían la importancia del Eje del Mundo? Los registros de la
mayor parte de las naciones de la Edad del Bronce tienen alguna leyenda acerca
de una raza desconocida de Antiguos que nos dio la monarquía y la civilización,
y que ellos descendían de los dioses y entendían los secretos más poderosos de
nuestro planeta, secretos que desde entonces han estado perdidos.
Los
Antiguos han sido conocidos como los Nephilim, llos Vigilantes, los
Hijos de Dios, los Anunnaki, y muchas otras
denominaciones.
George
I. Gurdjieff habló de ellos como agentes del divino Demiurgo, de un ciclo
anterior de la Humanidad. Pero más allá de ser acreditados con una gran
sabiduría y poderes mágicos así como atribuírseles el tener una estatura
gigantesca y cráneos muy altos, sólo un poco más se sabe acerca de ellos.
¿Realmente existieron ellos?
Todo lo
que puede ser dicho con certeza es que ellos permanecen como una difusa
presencia benigna que se mueve inescrutablemente en el fondo de prácticamente
todas las tradiciones prehistóricas de nuestra raza.
Estas almas
provenientes de
Sirio - dicen los textos antiguos - descendieron por el Eje del Mundo
y se encarnaron aquí en la Tierra hace mucho a fin de ayudar a nuestra especie
en ciernes.
Cuando
una gran catástrofe hacia el final de la Época Glacial, alrededor del duodécimo
milenio a.C., nos amenazó con la extinción, estos hijos e hijas de los dioses
instituyeron el hieros gamos [matrimonio sagrado], una ciencia genética que
mezcló sus genes con los nuestros y de esa manera crió una raza humana superior
con un mayor potencial de supervivencia, que se extendió gradualmente desde el
centro de Asia por una parte, y de la Atlántida por otra, hacia el resto del
mundo
El clima cambió otra vez alrededor del noveno milenio a.C.,
período que es extensamente considerado como la fecha de la desaparición de la
Atlántida y de la dispersión forzada de su gente tanto hacia el Oeste a América
Central como hacia el Este a Europa.
Llevando
terremotos catastróficos e inundaciones costeras a enormes áreas del globo y una amenaza severa para la supervivencia de nuestra especie, aquella fue una
crisis racial que provocó otra respuesta de la raza superior.
Aunque los
Antiguos se hubieran ido, sus descendientes dinásticos, una larga línea de
reyes-sacerdotes neolíticos, comenzaron un nuevo programa evolutivo. En sus
migraciones desde Asia Central, a la raza uralo-altaica se le atribuye el
establecimiento en cada esquina de la Tierra de su religión del Pilar, que el
Critias de Platón describe vívidamente como la religión de los atlantes también.
Altares
de pilares de piedra han sobrevivido en Malta
desde aproximadamente el 5.000 a.C., y también en Catal
Hüyük, en Anatolia, cerca del 5.800 a.C.
La
religión del Pilar es el más temprano vehículo conocido de un cuerpo completo de
sabiduría originalmente centrado en la Estrella Polar, en el cual la Luna es la
imagen primaria de los misterios del nacimiento, la generación y la muerte. Esta
es la raíz fundamental de todas las religiones y tradiciones esotéricas que
conocemos hoy, así como de todo nuestro aprendizaje más alto.
Su
difusión anunció el desarrollo de sociedades pacíficas, igualitarias y
adoradoras de la Diosa, agrupadas en aldeas y poblados neolíticos alrededor del
mundo en donde el principio femenino era dominante y los conflictos poco
conocidos
Arkaim y los Dioses del Sol
Los historiadores modernos han encontrado que tres grandes
diluvios parecen haber ocurrido en el lapso conocido de la historia humana.
Según
Stephen Oppenheimer en "Eden in the East", el tercero de éstos, alrededor
del quinto milenio a.C., correspondió al de Noé y fue el mayor de los tres,
alcanzando su punto máximo durante el cuarto milenio
Esto
causó inundaciones costeras catastróficas, maremotos y terremotos severos, y
también la desertificación del interior de las masas continentales, y la
civilización desapareció. Una vez más la especie fue amenazada con una reversión
al salvajismo, y una vez más la salvación apareció desde el Asia
Interior.
En el tercer milenio a.C. - así nos lo relatan los archivos
Celestes chinos - los Hijos del Sol, también conocidos como los Hijos del Cielo,
se desplegaron a través del mundo desde su patria en la cordillera de Karakorum,
en el extremo occidental de los Trans-Himalayas, llevando con ellos la
revelación superior de la religión del Sol
Ésta era
un sistema de creencias patriarcal y jerárquico que reveló nuevas profundidades
de un conocimiento metafísico y tecnológico conducente a la civilización. En
todas partes los círculos de piedra cuyo eje central estaba dedicado a la
Estrella Polar, como Stonehenge en la antigua Gran Bretaña, evolucionaron
durante otros mil años hacia observatorios más sofisticados enfocados ahora en
el Sol y sus planetas circunvalantes, y la cultura humana floreció una vez
más.
Esta innovación, sin embargo, no ocurrió sin una guerra
inter-religiosa, puesto que muchos grupos étnicos, como los pueblos mongoles y
turcomanos de las estepas del Este, permanecieron leales al culto de la Estrella
Polar.
Al mismo
tiempo, las pirámides así como las defensivas ciudades tipo-Troya como Arkaim
aparecieron en homenaje a los dioses solares, cuya mística fue ocultada cada vez
más mientras crecía la enemistad hacia la nueva y poderosa fe. En efecto, Arkaim
puede haber sido la sede de una de las religiones solares de misterios de aquel
período, y la ígnea catátrofe que destruyó dicho asentamiento después de
doscientos años de funcionamiento puede bien haber sido causada por aquel mismo
conflicto interno entre el antiguo orden y el nuevo.
La evidencia gráfica
contenida en el Enuma Elish
muestra que los sumerios entendían muy bien que los Antiguos a quienes
ellos tanto reverenciaban eran "de los dioses", no dioses ellos mismos sino
seres humanos, aunque de una conciencia mucho más avanzada.
Según los
murales que ellos nos han dejado, los primeros egipcios también sabían en algún
sentido que sus deidades eran realmente altos maestros chamanes, cada uno
cubierto con el tocado oficial de su tótem animal.
Pero
aquel entendimiento iba a ser obstruido por el predominio cada vez más agresivo
de la religión solar, cuando una especie de oscuridad de amnesia cayó sobre la
conciencia colectiva de nuestra raza. Los sacerdocios solares se retiraron
detrás de barricadas, y una división espiritual que nunca había existido antes
se abrió en la sociedad.
Como el historiador Giorgio de Santillana
ha señalado en "Hamlet’s Mill" (1969), a partir de entonces la
comprensión profunda que se tenía de nuestros antepasados comenzó a descender
hacia la mitología y la superstición mientras pequeños refugios de la sabiduría
secreta llamados templos brillaban en un mar de oscuridad, y una mística de los
dioses sustituyó al conocimiento cosmológico de las épocas anteriores
Mientras
grupos de iniciados portadores de la cultura se esparcieron a través del globo
para sembrar las semillas de la civilización una vez más, un núcleo de la raza
antigua se retiró profundamente en las cordilleras del Asia Alta que rodean el
desierto de Takla Makan y cortaron todo el contacto
directo con el mundo exterior.
Desde entonces, el centro euroasiático
entero, desde los Urales al Gobi e incluyendo el Sur de Siberia, ha llevado el
sello de una santidad especial. El Asia Alta en particular ha sido llamada por
una sucesión de pueblos y religiones como Paradesha, la Tierra Prohibida, la
Tierra de los Dioses Vivientes, Thule, Djong, Uttarakuru, Olmolungring, Shambhala, la Tierra Santa y la Tierra de las Aguas
Blancas [Bielovodia].
Cualquiera sea su nombre actual, casi todas las tradiciones
esotéricas en el Viejo Mundo han relacionado esta vasta y misteriosa región
euroasiática interior, tan rica en conocimiento elevado, con la legendaria raza
de los Antiguos y la han reverenciado como el hogar de la Sabiduría Antigua para
la actual Era del mundo.
De esta manera, la leyenda de los Hijos e
Hijas de Dios nunca ha muerto, aunque haya pasado a la clandestinidad.
El Asia
interior, que se piensa que es la cuna inmemorial del chamanismo así como de
todos los sistemas yóguicos y religiosos, es considerada por muchos como todavía
espiritualmente eficaz, todavía una tierra santa que, bajo una sola Jerarquía
gobernante, alberga con imparcialidad a escuelas y hermandades arcanas
perseguidas en otros lugares.
Sufíes,
budistas, cristianos nestorianos, taoístas, zoroastrianos, neo-platónicos y
otros que han estado ocultos del mundo profano por las largas cadenas de la
transmisión iniciática, nunca han dejado de encontrar un santuario en aquel
protectorado especialmente bendito, donde todo comenzó.
Después de estar
escondida en las sombras durante miles de años, hoy la región está siendo
iluminada por un foco intenso desde cada ángulo posible.
-
El
descubrimiento de Arkaim es sólo uno de tales ángulos
-
La muy
publicitada disputa entre China y el Tíbet es otro
-
La
siempre peor lucha entre EE.UU. y Rusia por el dominio militar sobre las
provincias ricas en petróleo y gas de Asia Central
-
El
compromiso creciente de Rusia, China, Irán e India con un bloque geopolítico
euroasiático, en tácita oposición a las potencias occidentales
-
Al mismo
tiempo el despertar del interés en Occidente por la misteriosa riqueza
espiritual que puede ser vislumbrada en el lugar,
...son
otros factores que llevan el centro de Asia al centro mismo de la atención
mundial.
Pero las
preguntas que todo ello plantea permanecen sin ser contestadas.
-
¿Cuál es
el secreto de la Tierra Santa?
-
¿Quiénes
eran realmente los Antiguos que nos dieron la civilización?
-
¿Todavía
ellos están dirigiendo nuestra evolución en forma de seres desencarnados?
-
¿Cuál es
el secreto del Eje del Mundo?
-
¿Seguimos
aún entendiendo los principios arquetípicos que dan forma a nuestro planeta?
-
¿Y por
qué sólo comenzamos ahora a hacer tales
preguntas?