Marenco retrató con amorosa dedicación la estampa del caballo criollo, sus peculiaridades anatómicas y las características de cabestros y aperos típicos de la provincia de Buenos Aires de su época
Nacido en julio de 1914 y fallecido en 1996,
investigó minuciosamente durante mas de 60 años
las costumbres del campo argentino y nos dejó a traves de sus dibujos, pinturas y esculturas, testimonios de un mundo donde todavía lo tecnológico no se habia erigido como el factor dominante y el hombre y el caballo convivían en medio de la naturaleza
Su obra adquiere cada vez mayor importancia a medida que pasan los años; no solo por el altísimo valos estético de los trabajos, sino tambien por la rigurosa documentación con que se testimonia un momento de la historia de nuestro campo
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