El Jerónimo Bosch que pintó el tríptico conocido como "El Jardín de las Delicias" - del cual vemos el panel central donde se representan los placeres terrenales- ; estaba imbuido de ese concepto medieval del pecado, que ve a todo goce corporal como obra del demonio. En esa concepción no tiene cabida la alegría del cuerpo, esa divinidad de lo natural que tan bien plasmó el mundo griego, como herencia de la cultura Cretomicénica. Todo ese tesoro de naturalidad, inocencia y frescura, es aquí negado por obra del miedo. Es el miedo y no el placer el que subyace en este "Jardín de las Delicias".
Entonces vemos un abigarrado mundo estéril, donde la mirada del pintor juzga con ojos impiadosos, producto de su formación rígidamente religiosa, a esas pequeñas criaturas que hormiguean por doquier signadas por la fatalidad de ese su"ser humanos".
El pintor no retrata al mundo, solo pinta su idea de él. El ojo no se acerca a la vida con amor, sino con una estereotipada convicción de la vida como pecado
Las pequeñas figuritas, casi asexuadas, aunque se muestren en posiciones eróticas no gozan del sexo, ni de las caricias, ni del cuerpo; y sin embargo la pulsion de lo instintivo y lo sexual es un grito irrefrenable que se convierte en símbolo
La pintura del Bosco expresa esos fantasmas de los años finales de la Edad Media, en los que la salvación tras la muerte, es la gran obsesión y la debilidad humana se vive como fatalidad.
Él vivió en un mundo cruel, La ignorancia y el analfabetismo alcanzaban a un 90% de la población, que veía su esperanza de vida en poco más de los cuarenta años. Su pintura sólo fue redescubierta en el siglo XX, tras casi tres siglos de olvido. Esto no es una casualidad; las generaciones anteriores no podían entender este arte extraño. Este es el arte de un mundo en turbulencia, una época de grandes convulsiones y cambios, desgarrado por tendencias contradictorias; un mundo de terrores y violencia , una auténtica pesadilla.... , casi un mundo como el nuestro.
Para la mente medieval el fin del mundo estaba cerca. Había una creencia popular de que éste se iniciaría a partir del año 1500. El infierno estaba a punto de suceder y no había posibilidad de redención; para todos estaba claro que el viejo mundo se encontraba en estado de descomposición. y estaban a la deriva en un mundo frío, inhumano, hostil e incomprensible.
Al final, lo que ocurrió no fue el fin del mundo, sino sólo el fin de un sistema económico: el del feudalismo, y lo que llegó no fue la redención del milenio, sino sólo el sistema capitalista.
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