lunes, 20 de junio de 2011

El Jardin de las Delicias - (1° parte :El infierno)


En lo mas profundo de la tierra, bajo un cielo de fuegos que arden y casas quemadas, la pesadilla comienza.
Allí  abajo donde están todos los miedos y los terrores nocturnos, las figuras de Jerónimo Bosch nos hablan de castigos y dolores sin redención
Miembros cortados, seres maniatados; atroces delirios de un mundo sonambulesco, grotesca parodia de vida en esa región  donde las diminutas, pequeñas formas humanas, reciben los castigos de los seres de la pesadilla
Nada esta vivo mas que esas indefensas, pequeñas humanidades que son devoradas,  mutiladas, vejadas por criaturas híbridas  semi-hombres, semi-animales que detentan el poder en ese  submundo del pecado llamado Infierno.

El holandés Jerónimo Bosch, (El Bosco) pintó en los últimos años de su vida - hacia 1500-  un gran tríptico formado por tres paneles. En el central reflejó las delicias o placeres de la vida,  y en los paneles laterales pintó; en uno, el Paraíso y en el otro, el Infierno (la imagen que aquí vemos)


El tríptico, una vez cerrado, muestra en grisalla el tercer día de la creación del Mundo, con Dios Padre como Creador, según sendas inscripciones en cada tabla: "Él mismo lo dijo y todo fue hecho" y "Él mismo lo ordenó y todo fue creado" Génesis (1:9-13). Se representa un globo terráqueo, con la Tierra dentro de una esfera transparente . Solo hay formas vegetales y minerales, no hay animales ni personas.

En la visión del pintor, que de alguna manera refleja la de su época y su mundo, el hombre no tiene salida. El pecado por el que es castigado en "El Infierno" ya esta presente, casi como un mandato en el panel central: "El jardín de las Delicias" Y el hombre, inerme, es juguete de los dioses implacables, que primero tientan y luego castigan. El hombre no existe como ser autónomo; recién con la difusión del pensamiento Renacentista  ( Pico della Mirándola,entre otros) , el hombre despertará y comenzará a encontrar su libertad en la conciencia de su propia dignidad

                                                     Puri

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