jueves, 12 de diciembre de 2013

EL VIAJE DEL ALMA ( parte 2° : -el relato del soldado Er- )




 
 El soldado Er, guerrero de Panfilia, murió en un combate, pasaron diez días hasta que al recogerse los  cadáveres en el campo de batalla se descubrió que, a diferencia de los otros caidos cuyos cuerpos   estaban en avanzado estado de descomposición, el de Er se mantenía incólume, luego:

"...cuando lo hubieron llevado a su casa, en el día duodécimo, y mientras yacía sobre la pira funeraria Er volvió a la vida"

Esto nos  lo relata el filósofo griego Platón en el libro X de La República, una obra escrita hace ya más de 2400 años .  En este mismo texto  Platón nos cuenta que el soldado, una vez vuelto a la vida, comenzó a describir a  sus  atónitos oyentes  todas las cosas que había visto en un fabuloso lugar situado mas alla de la vida, en una especie de vida entre las vidas:

"...Dijo (Er)que tan pronto como su alma había salido de su cuerpo, viajó con otras muchas hasta llegar a un lugar maravilloso donde se veían dos aberturas en la tierra, próximas una a la otra , y dos en el cielo enfrente de aquellas. Entre esas dobles aberturas estaban sentados los jueces, y así que pronunciaban sus sentencias ordenaban a los justos que emprendieran su camino hacia la derecha por una de las aberturas del cielo, (...)  , y a los injustos se les ordenaba tomar el camino de la izquierda, hacia abajo,(...) Como le llegara a él su turno, le dijeron que debía ser portador, cerca de los hombres,de las noticias de aquel mundo, y le recomendaron que escuchara y observara todas las cosas de que iba a ser testigo"





"Después de haber pasado (las almas) siete días en la pradera. Al octavo debían ponerse en marcha hasta llegar,(...) a un lugar en donde se veía  una luz que atravesaba desde lo alto la superficie toda de la tierra y el cielo, luz recta como una columna y muy semejante al arco iris pero más resplandeciente y más pura. Llegaron a ella y vieron allí , en la mitad de la luz, tendidas desde el cielo, las extremidades de sus cadenas, pues dicha luz encadena el cielo y mantiene toda su revolución  esférica, a semejanza de las armaduras de los trirremes. Allí donde se juntan las extremidades está  suspendido el huso de la Necesidad , en virtud del cual giran todas las esferas.
(...) Son,  en total ocho, dejando ver por la parte superior sus bordes circulares y presentado una superficie continua, como si fuera una sola tortera, alrededor de la vara, que atraviesa de parte a parte el centro de la octava (...) " 


 "Alrededor del huso y a distancias iguales se hallan sentadas tres mujeres,  Son las Parcas,o Moiras (las hilanderas del destino -hijas de la Necesidad (Moira), vestidas de blanco Una canta las cosas pasadas, otra  las presentes, tocando a intervalos el huso con la mano derecha, le hace describir la revolución  exterior; de igual modo la última , con la mano izquierda, impulsa los círculos interiores, "
 
Er explicaba que el alma tenía la oportunidad allí de elegir su propia reencarnación como una nueva etapa a cumplir en su larguísimo viaje
 Tan pronto como llegaban las almas una especie de adivino las hacía formar en fila, y  tomando del regazo de una de las Parcas unas suertes y modelos de vida, decía:

"... almas pasajeras, vais a comenzar una nueva carrera de índole perecedera y a entrar de nuevo en un cuerpo mortal. (...) sereis vosotras quien elegireis vuestro daimon. La que salga por suerte la primera escogerá  en primer término la vida a que quedará ligada por la Necesidad. Pero la virtud no está sujeta a dueño y cada cual podrá poseerla en mayor o menor grado según la honre o la desdeñe. Cada cual es responsable de su elección. ¡La divinidad no es responsable! "

" (...) Acto seguido, colocó   delante de ellos, los modelos de vidas en número muy superior al de los presentes. La variedad era infinita, pues todas las existencias animales estaban representadas y, sin excepción, todas las humanas.(...)   todos los accidentes de la condición humana se mezclaban entre sí, y con ellos la riqueza y la pobreza, la enfermedad y la salud, y había también términos medios entre esos extremos. (...) Y el adivino continúo diciendo: Hasta el último que llegue, con tal que escoja con discernimiento y observe después  una conducta firme y juiciosa, podrá  llevar una vida digna de vivirse.(...) " (Era, según  contaba, ER un espectáculo curioso ver de qué  manera las diferentes almas elegían su vida...) 

Una vez que eligieron sus vidas, las almas se acercaron a Láquesis (una de las Parcas)  en el orden que les había tocado en suerte, y ésta les dio a cada uno el daimon que hubiera escogido, a fin de que le sirviera de guardián en la existencia y la ayudara a cumplir integramente su destino. El daimon la conducía primero cerca de Cloto,( otra de las Parcas)   haciéndola pasar bajo su mano y bajo el huso que hace girar, para confirmar de tal modo la existencia que cada alma eligió . Después de haber tocado el huso, la llevaba hasta el telar de Atropo,(la tercera de las Parcas)  para hacer irrevocable lo hilado por Cloto: 

 "...en seguida y no pudiendo ya retroceder, el alma y su daimon llegaban al trono de la Necesidad , bajo el cual pasaban. Una vez que todas hubieron pasado, se encaminaron juntas a la llanura del Olvido en medio de un calor sofocante y terrible, porque no hay en esa llanura ni un árbol, ni una planta. Al llegar la noche acamparon junto al río Ameleto, cuyas aguas no pueden ser retenidas por vasija alguna. Es preciso que todas las almas beban de esta agua cierta cantidad, pero aquellas que por imprudencia beben más allá  de la medida, pierden absolutamente la memoria. Después las almas se durmieron, pero hacia la medianoche retumbó  el trueno, tembló  la tierra, y de pronto fueron lanzadas como estrellas errantes, cada una por su lado hacia el mundo superior en donde debían renacer. A Er, según contaba, le impidieron beber el agua del río.
Él ignoraba por dónde y en qué  forma se había reunido con su cuerpo, pero de pronto, al abrir los ojos, se había visto en la madrugada tendido sobre la pira. "

Así finaliza el testimonio del soldado Er  recogido por Platón en su libro X de "La República". hace ya mas de 2400 años

 

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