domingo, 25 de noviembre de 2012

LOS NEFILIM

 

Antiguo grabado que muestra a los ángeles caídos uniéndose a las hijas de Adán
 La palabra nefilim o nephilim proviene del hebreo que quiere decir los caídos
y estos seres eran para la tradición judía y cristiana un pueblo de gigantes
resultado de la unión entre los Grigori ( los ángeles caídos) y las hijas de Adán



El año pasado se conoció en castellano el libro "Nefilim: El beso del amanecer" (editado por Ediciones B, La Trama / Enero 2011 ) La obra, destinada al público juvenil,  desarrolla la historia de amor entre Sophie Ritchie, una  solitaria y tímida muchacha, cuya gran ambición es llegar a ser una gran pianista ,y  Nathan Grigori, un extraño y fascinante cellista, con quien en una única noche de amor concibe a una niña que desarrollará poderes sobrenaturales.
En el libro su autora, la austríaca Leah Cohn, trata la temática de los enigmáticos Nefilim  los  hijos de los "hijos de Dios"  y las "hijas del hombre ; y la lucha entre los poderes del bien y del mal

Leah Cohn que ha estudiado Historia, Filosofía, Teología y Pedagogía de las Religiones. vuelve a poner sobre el tapete en esta obra  los antiguos mitos sobre esos seres que según los arameos serían descendientes divinos llegados de la Constelación de Orión.

Los Nefilim o Nephilim (en hebreo הנּפלים, nefilim, "derribadores") serían según la Biblia y otros escritos religiosos judíos y cristianos tempranos, un pueblo de gigantes o titanes
 En el Génisis se los menciona de este modo:
"Y aconteció que cuando comenzaron los hombres a multiplicarse sobre la faz de la tierra y les nacieron hijas, al ver los hijos de Dios que las hijas de los hombres eran hermosas tomaron para sí mujeres, escogiendo entre todas.
Entonces dijo Yahvé: «No contenderá para siempre mi espíritu en el hombre, porque ciertamente él es carne; y su vida no rebasará los ciento veinte años».
Los nefilim se hallaban en la tierra en aquellos días, y también después, cuando los hijos del Dios [verdadero] continuaron teniendo relaciones con las hijas de los hombres y ellas les dieron a luz hijos, estos fueron los gigantes de la antigüedad, los  valientes que desde la antigüedad fueron varones de renombre.”

 
(Génesis, 6, 1-4)
.
 En el libro de Enoch (la Biblia etíope) se  dice que el Diluvio Universal, y como consecuencia la destrucción de toda la humanidad fue provocada por estos seres (-Libro Enoch capítulo 10:1-9-,) que no habrían sido creados según los planes de Dios (-Libro Enoch capítulo 10:15-16 7.cp15-), no tienen capacidad espiritual y por tanto no tienen resurrección.

Según otras versiones se trata  de la descendencia de los ángeles caídos y las hijas de Caín, de donde surgió esta raza con el fin de sabotear los planes de Dios, cruzándose y contaminando la descendencia de Adán. (Ne-phil'-im, significa derribadores).


 El libro de Enoc o Henoc es un conjunto de libros etíopes refundidos por mano anónima, y   uno de los libros de que se compone es  el «Libro de los Vigilantes». («los que no duermen».o «estan en vela, vigilantes», como un término  para designar a unos seres superiores que habitaban el cielo )

En este  Libro de los Vigilantes de Henoc  se detalla más extensamente el relato de una rebelión celestial .
Según Henoc, que era el séptimo patriarca después de Adán, cierto número de ángeles o de vigilantes celestiales (¿vigilantes de qué?; ¿de la evolución del hombre?) se juramentaron bajo anatema «en aquellos días, cuando se multiplicaron los hijos de los hombres…» para tomar por mujeres a las hijas de los hombres, que eran hermosas y deseables. Al parecer, iba a ser una acción que tenían expresamente prohibida. Y Semyaza, el líder de los rebeldes, no queriendo asumir solo la culpa, hizo jurar el complot a todos los que estaban de acuerdo con desobedecer la orden de no mantener contacto con el hombre, : «Temo que no queráis que tal acción llegue a ejecutarse y sea yo solo quien pague por tamaño pecado». Cuenta Henoc que «eran doscientos los que bajaron en los días de Yared sobre la cima del monte Hermón»

El pecado de aquellos seres fue que: «tomaron mujeres; cada uno se escogió la suya y comenzaron a convivir y a unirse con ellas, enseñándoles ensalmos y conjuros y adiestrándolas en recoger raíces y plantas [...] Azazel enseñó a los hombres a fabricar espadas, cuchillos, escudos, petos, los metales y sus técnicas, brazaletes y adornos; cómo alcoholar los ojos y embellecer las cejas, y de entre las piedras, las que son preciosas y selectas, todos los colorantes y la metalurgia. Hubo gran impiedad y mucha fornicación, y se corrompieron sus costumbres. Amezarak adiestró a los encantadores y a los que arrancan raíces; Armaros, cómo anular los encantamientos; Baraquiel a los astrólogos; Kokabiel, los signos; Tamiel enseñó astrología; Asradel, el ciclo lunar. Pero los hombres clamaron en su ruina y llegó su voz al cielo».

Al respecto leemos en http://luxveritatem.wordpress.com/2011/01/30/los-angeles-caidos-los-nefilim-y-el-libro-de-los-vigilantes/ lo siguiente:
"Los ángeles caídos lo son por un doble pecado: por haber fornicado con las hijas de los hombres, y por haber revelado al hombre ciertos conocimientos que, para mantenerlo en un estado de ingenuo primitivismo, tenía vedados. Aquella ancestral «revelación» devino en divina «rebelión». Da la impresión de que incumplieron su cometido de «vigilar» desde fuera (desde arriba) y que actuaron de consuno tomando parte activa en el desarrollo civilizador del hombre. Su pecado no fue otro que hacer de civilizadores, enseñando al hombre a sembrar, a hacer uso de los minerales y a transformarlos, a observar y medir el cielo y los astros, dando un impulso ajeno y artificial detonador de un nuevo estadio en la evolución natural humana (¿del homo sapiens al homo sapiens sapiens?), a impulsos de unos deseos físicos incontenibles

«Semyaza, a quien tú has dado poder para regir a los que están junto con él, ha enseñado conjuros. Han ido a las hijas de los hombres, yaciendo con ellas: con esas mujeres han cometido impureza, y les han revelado estos pecados. Las mujeres han parido gigantes, por lo que toda la tierra está llena de sangre e iniquidad [...] Y dijo también el Señor a Rafael: Encadena a Azazel [el texto habla indistintamente de Semyaza o de Azazel como líder de la conjuración] de manos y pies y arrójalo a la tiniebla; hiende el desierto que hay en Dudael y arrójalo allí. Echa sobre él piedras ásperas y agudas y cúbrelo de tiniebla; permanezca allí eternamente; cubre su rostro, que no vea la luz, y en el gran día del juicio sea enviado al fuego».

En realidad, ¿no ha sido así en la mayoría de las culturas que conocemos?  los mitos de la prehistoria de los pueblos hablan de seres extraños a la propia cultura que fueron quienes enseñaron al hombre los secretos de la naturaleza, pasando por el conocimiento de la siembra, de la domesticación de los animales o de la ciencia de los calendarios. En ningún caso se nos habla de que fuera el propio hombre el que descubriera de tal o cual modo las artes prácticas tan útiles para el desarrollo de los pueblos.
 Las viejas tradiciones sobre el impulso civilizador son siempre ajenas, vienen de fuera del entorno tribal. Como prototipo arcaico mostrativo, la mitología preindoeuropea de la cultura vasca atribuye a los basajaunak («los señores del bosque», criaturas de ética ambigua y de aspecto parecido al hombre) el conocimiento de ciertos secretos de la naturaleza que guardan celosamente al objeto de que no sean robados por el hombre, lo cual no obstante sucederá finalmente mediante el
Pero volviendo al tema que nos ocupa, ¿fue aquélla la caída real angélica? Antes he apuntado que Satanás ya formaba parte del escenario de la creación del hombre, y su intervención fue decisiva para que el ser humano alcanzara la consciencia de sí mismo separándose así cualitativamente del resto de los animales con los que convivía asilvestradamente. ¿Es posible que ya hubiera habido una rebelión anterior a la que tuvo lugar en tiempos —según nos cuenta Henoc— de Yared?
 Henoc llama a los ángeles caídos los satanes, nombre genérico que alguna tradición posterior personalizaría en Satanás; sin embargo, se afirma que «[...] el tercero se llama Gadreel: éste enseñó todos los golpes mortales a los hijos de los hombres; él sedujo a Eva Eva Eva [...]». Y continúa explicando cómo ha pervertido al hombre especialmente la enseñanza de la escritura (don también superior): «El cuarto se llama Penemué: éste mostró a los hijos de los hombres lo amargo y lo dulce, y todos los arcanos de su sabiduría. Él enseñó a los hombres la escritura con tinta y papel, a causa de lo cual son muchos los que se extravían desde siempre y hasta siempre, hasta este día. Pues los hombres no fueron creados para semejante cosa: con pluma y tinta fortificar su fe ».






http://es.wikipedia.org/wiki/Nefilim
http://luxveritatem.wordpress.com/2011/01/30/los-angeles-caidos-los-nefilim-y-el-libro-de-los-vigilantes
 

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