El coche avanzaba por la oscura y solitaria carretera, y de pronto frente a ellos, posada sobre la ruta estaba la luna; enorme, brillante, alocadamente amenazadora
Y luego los pequeños hombrecillos, todos igualmenete vestidos, abrian las puertas del coche y los sacaban a ella y a su marido, Barney, arrastrándolos hasta ese gran objeto volador. Entonces empezaba lo mas terrorifico cuando la mujer y el hombre eran examinados, en ambitos separados, y la larguisima aguja se hundia en su vientre
Betty Hill despertaba aterrorizada
Siempre los mismos sueños, noche tras noche durante cinco dias, desde el regreso de ese viaje interrumpido de setiembre del 61. Luego los sueños cesaron, pero el terror anidaba ahora muy adentro de ambos, como agazapado en sus cuerpos.
Entonces Barney desarrolló una úlcera y terribles picos de hipertensión, mientras curiosas verrugas comenzaban a salirle en la zona de la ingle, en un círculo casi perfecto. Y ella, presa de una angustia sorda , comenzó a leer obsesivamente todos los relatos sobre apariciones de objetos desconocidos en el cielo de Vermont
Demoraron casi dos años en hallar el psiquiatra adecuado para tratarlos por hipnosis a fin de sacar afuera esa angustia indefinida y hacer concientes las dos horas perdidas de su vida
Dos años en los que los Hill fueron interrogados en sucesivas oportunidades por investigadores de la Fuerza Aérea y del National Investigations Committee on Aerial Phenomena, de Washington
Pero por fin el 22 de Febrero de 1964, comenzarían las auténticas sesiones de hipnosis regresiva con el doctor Benjamin Simon, conocido psiquiatra y neurólogo de Boston, famoso por sus estudios y prácticas de hipnosis durante la Segunda Guerra Mundial.
Fueron seis meses de sesiones semanales y en los primeros tiempos tanto Betty como Barney tuvieron que vivir el desasosiego de no saber qué decían en las sesiones, porque el doctor Simon les daba la orden de no recordar. Y esto a fin de que uno no influyera en el otro relatándose cuanto iban diciendo hipnotizados en torno a lo acaecido en Indian Head.
Bajo hipnosis, Barney volvió mentalmente al lugar y al tiempo que marcaban la frontera de cuanto recordaba. Volvió, por tanto, a Indian Head en la ruta de White Mountain ,y a setiembre de 1961 en el momento en que temblaba ante la mirada fija que adivinaba en el tripulante del objeto desconocido Y entonces, bajo hipnosis, volvió a estremecerse:
-¡Hay un hombre ahí dentro! Es... es... ¿es el capitán? ¿Qué es? Me... me está mirando.
Y Barney contó entonces la forma extraña en que el hombre le miraba. Sentía la impresión de que quería decirle algo.
-Me dice algo así como que no tenga miedo, que siga donde estoy.
Pero Barney, en hipnosis, se vio corriendo, huyendo de aquella mirada que le aterrorizaba
continuara
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