En 1492
Los nativos descubrieron que eran indios
Descubrieron que vivían an América
Descubrieron que estaban desnudos
Descubrieron que existía el pecado
Descubrieron que debían obediencia a un rey
y a una reina de otro mundo
y a un dios de otro cielo
Y que ese dios había inventado la culpa y el vestido
Y había mandado que fuera quemado vivo quien adorara
al sol y a la luna y a la tierra y a la lluvia que la moja
Y que ese dios había inventado la culpa y el vestido
Y había mandado que fuera quemado vivo quien adorara
al sol y a la luna y a la tierra y a la lluvia que la moja
Eduardo Galeano
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Y en el 2013
Todos descubrimos que nuestras semillas, las que nos alimentaron toda la vida, eran peligrosas.
Que las semillas deben comprarse todos los años a empresas transnacionales.
Que guardar semillas es un acto de terrorismo.
Que para cultivar no hace falta una buena tierra, hacen falta muchos químicos y herbicidas.
Que comer una fruta picoteada por un pájaro o un maíz con un gusano, esta mal, pero en cambio
comer una fruta llena de pesticidas y encerada, o un maíz que produce insecticida y se rocía varias
veces con herbicida es lo mejor para nuestra salud.
Que cultivar orgánico es imposible y pretender la soberanía alimentaría una utopía.
Pero hay una forma de lucha que ellos desconocen, y todos podemos hacerlo, solo hay que
agarrar una pala y sembrar, cosechar semillas, intercambiarlas y darles donde les duele.
texto tomado de Ecocosas
Imagen: Pintura de Pablo Amaringo (fragmento)
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